viernes, 11 de octubre de 2019

HIC SUNT DRACONES




Cuando la cartografía quiso hacerse mayor y compartir el rigor del método científico, empezó a usar una fórmula que, bajo la poesía de lo mitológico , aceptaba sus imitaciones y la falta de conocimiento: al llegar a una zona desconocida, escribían HIC SUNT DRACONES, que es lo mismo que decir que no tenían ni idea de lo que se debía representar en ese territorio.
Creo que hoy en día la humanidad toda parece haber llegado, una vez más, al territorio de los dragones, esos paisajes que exigen un esfuerzo de creatividad y adaptación para permitirnos seguir infectando la piel del planeta. Los dragones son muchos y variados y todos ellos, identificados o no, suponen un reto importante de la misma manera que siglos atrás otros dragones tuvieron que ser domesticados y asimilados por nuestros usos y costumbres cotidianos. La revolución industrial puede ser un buen ejemplo de colonización de un territorio desconocido y sus enseñanzas podrían ayudarnos siempre y cuando fuéramos capaces de aceptar que necesitamos una adaptación rápida, eficaz, universal y justa para poder seguir nuestro camino como especie.
El cambio llega rápido para el clima, el reparto del trabajo y sus múltiples formas de evolución conjunta con la tecnología de las comunicaciones; llega rápido para la trasformación de nuestros usos y costumbres respecto a la movilidad y al consumo, amenazando el actual sistema con la reimplantación del consumo circular y el abandono de los insostenibles modelos consagrados por el desarrollismo industrial de las últimas décadas; llega un importantísimo cambio en el modelo familiar y social derivado de la impensable longevidad que crece gracias a los avances médicos y medioambientales; llegan y llegamos, juntos, a ese territorio ignoto plagado de dragones que hay que identificar y domesticar adecuadamente y debemos hacerlo según pautas consensuadas, probadas y dosificadas según la justa medida. Todo este ladrillo viene a cuento de los titulares lanzados por y reproducidos en la prensa sobre el programa de Iñigo Errejón y su idea de la semana laboral de 4 días. Tal como nos ha llegado, es un absurdo brindis al sol, pero bien explicado y exponiendo las pruebas que ya se han realizado en Nueva Zelanda y otros países,explicando bien qué y cómo se hizo y en dónde; abriendo la posibilidad de establecer determinadas pruebas con algunas empresas -como se hizo allí -hubiera sido posible establecer un debate basado en datos fiables; oportunidad perdida gracias al inadecuado uso de los famosos 140 caracteres.
Tenemos, por fortuna, la posibilidad de usar el método científico para establecer todo tipo de pruebas y programas que nos ayuden a colonizar los enormes territorios vírgenes que tenemos delante de nuestros pies y sabemos que, como siempre, nos adentraremos en lo nuevo sin duda y sin tener ni idea de las consecuencias de nuestras acciones, pero por favor, hagámoslo con cierta cabeza y con el compromiso de tratar de hacerlo bien y hacerlo en beneficio de todos. Necesitamos trabajar bien y juntos, sin descalificaciones previas y poniendo encima de la mesa datos y medidas fiables, que lo que nos jugamos es mucho y aunque algunos piensen que a ellos y sus iguales no les afectará, no es verdad: el futuro llega para todos y llega, además, a la casa común de todos, negacionistas pagados y paniaguados como Aznar incluidos.



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