martes, 29 de enero de 2019

Nos pilla el toro…cada vez que quiere

Taxistas de Madrid haciendo amigos


Anda Madrid patas arriba con el lío de los taxistas y los llamados VTC, como también lo estuvo Barcelona y como otros muchos sectores de actividad económica intentarán estar o estarán en el futuro: es el signo de los tiempos, tan “interneteros” ellos. Hace tiempo que tengo ganas de posicionarme sobre esta dinámica de estupefacción (Rae: Asombro o sorpresa exagerada que impide a una persona hablar o reaccionar) colectiva que afecta, principalmente, a aquellos que mas listos, avisados y dispuestos deberían estar a la hora de afrontar la cambiante realidad tecnológica que tanta repercusión tiene en todos los ámbitos de nuestras aperreadas vidas.
Para analizar lo actual, nada como echar la vista atrás hasta encontrarnos con dos fechas muy importantes a la hora de comprender que cuerno está pasando: La primera, el 9 de noviembre de 1989 y la segunda, el 30 de abril de 1993. Algo menos de cuatro años para relacionar la caída del muro de Berlín con el inicio de la globalización propiciada por la WWW (que no internet, que esa ya estaba antes). Sin enemigo a la vista, la corriente neoliberal arrasa y la ola de nuevas posibilidades apoyadas por los avances tecnológicos se ve impulsada y favorecida por modelos de negocio que pasan por encima, por debajo y al lado de las estructuras administrativas nacionales y, al destruir todos los flujos y corrientes, propician relaciones y transacciones de bienes y servicios que nadie tenía en mente un par de décadas atrás. En este camino de poco más de 35 años, han caído puestos de trabajo, especialidades, sectores enteros de actividad, modelos de gestión y la concepción general del mundo y sus medidas ha cambiado como nunca lo había hecho antes en la historia de la humanidad.
Han quedado lejos los ritmos de los “trade winds”, del tren e incluso del avión: el ritmo de hoy es el ahora y los cambios surgen de la nada hoy para ser historia mañana. Aquél que quiera resistirse, morirá, antes o después, pero morirá. Un rápido vistazo al ranking de las 10 empresas más grandes del mundo nos da idea de la importancia del cambio sufrido en las estructuras económicas mundiales, siempre a la espera de la inminente conmoción que va a suponer la irrupción de otras empresas chinas que están a las puertas.


¿Y la política? Bien gracias, ni está ni se la espera: nada en sus discursos, objetivos, planificaciones y proyectos permite avanzar mucho más allá del espacio determinado por los quince minutos y, en el caso de España, no hay un solo atisbo de nada que permita el más leve destello de esperanza al respecto. Ni en el plano de la gestión gubernamental ni en el de la política municipal próxima, inmediata y mucho más cercana y certera, hay nada que nos hable de cómo serán nuestras vidas y realidades en los próximos 20 o 30 años. No sabemos, todavía, la forma que adoptarán, pero ya sabemos que muchas cosas nos van a llegar y que llegarán para conmocionar profundamente nuestra vida. No va a haber trabajo para todos y los trabajos que existan en el futuro serán muy diferentes. Las ciudades acabarán repudiando la tiranía de los coches; la energía tendrá orígenes distintos a los conocidos hoy basados en combustibles fósiles; es muy posible que las nuevas generaciones apoyen economías circulares de reciclaje y reparación hoy arrumbadas; la demografía seguirá condicionando muchas cosas y con consecuencias enormes en los consumos de un agua potable cada vez más valiosa y deseada; de unos cultivos que buscan nuevos suelos para crecer y no los encuentran y en todo estaremos a expensas de un seguro cambio climático cuyas consecuencias nos irán condicionando de forma absoluta. Unos cuantos gráficos pueden ayudar a comprender que hay variables con las que, si o si, debemos trabajar y no lo hacemos:

CO2, temperatura y población en crecimiento exponencial:
Hectáreas destinadas a cultivo estancadas y hectáreas per cápita en franca huida:


Y ahora, revisemos: ¿qué partidos nos hablan de todo esto y nos ofrecen modelos y soluciones para gestionarlo de forma adecuada? Yo no lo conozco y sólo los Equo y verdes occidentales hablan de la situación del medio ambiente, pero no ofrecen modelos de gestión sólidos para estructurar modelos sociales mínimamente viables.
No, no hay nada y nuestros políticos siguen instalados en la inercia, el cortoplacismo y la constante búsqueda de titulares que les den la efímera ventaja del ahora a cambio, eso sí, de hipotecar el mañana. Se sabía que el sector del taxi y las plataformas de transporte público acabarían en una colisión frontal y se ha preferido dejar que dos ciudades sufran las consecuencias; se sabe que las grandes urbes no dan a basto con los coches y mientras unos avanzan y proponen cambios y soluciones para diversos problemas, los otros mienten y obstaculizan (Contra: http://www.nexotrans.com/noticia/92593/NEXOBUS/El-CMTC-expone-su-vision-negativa-de-las-consecuencias-de-Madrid-Central.html. Realidad – y se nota que fastidia mucho- : https://www.merca2.es/madrid-central-medias-verdades-datos/) la toma colectiva de decisiones que nos afectarán a todos y cuya falta -clamorosa – nos deja desvalidos ante la llegada de los nuevos modelos. (Si MAC: las decisiones impopulares se adoptan de forma temprana y se mantienen en el tiempo. Pontevedra como ejemplo)
No voy a entrar en la discusión sobre las bondades de esos nuevos modelos de la nueva economía o economía colaborativa -esclavistas y muy antiguos en su raíz, creo yo – sino en su realidad y en la falta de previsión, como si nuestros políticos creyeran que las estructuras administrativas de del SXX y del XIX, en algunos casos, contuvieran la posibilidad de gestión de lo que el SXXI está preparando y cuyo potencial -si queremos esforzarnos -podemos llegar a intuir.
Por último, me gustaría añadir un esquemita de producción propia que define muy bien la magnitud y rapidez de lo que nos va a llegar (uno se entretiene haciendo de augur a ratos perdidos)

¿Hace falta más explicación? Apenas hemos comenzado la gran era de la transformación y ya acumulamos cadáveres por las cunetas, así que la moraleja es sencilla: O nuestros políticos se ponen a trabajar, o lo llevamos claro.

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sábado, 26 de enero de 2019

Bajo el blanco velo de silencio



Bajo la blanca espuma
del gélido sudario
duerme la promesa incierta
del verde y cálido futuro
Muerden los hielos
y la escarcha manda.
Impera el frío y el sol se aleja
y, a pesar del daño,
la tierra sabe, espera
y se prepara para el suave
y rumoroso retorno de la vida.
Más allá de la noche y de los hielos
la vida aguarda bajo el blanco manto
del silencio mortal que ahora domina.
Volverán los verdes y las flores.
Volverán los rumores del regato
y las constantes voces de las alas
buscando la dulzura de las copas
Volverá la vida a los collados
y las acogedoras sombras de la umbría
se abrirán al descanso del camino.
Volverán los tiempos y los sueños
y volverán los amores a llamarnos.
Durmamos hoy bajo los hielos
y soñemos, mañana, con los dormidos
anhelos de la vida.

sábado, 19 de enero de 2019

¿Hace falta? Sí, mucha falta.



Hace días que vengo dando vueltas a la idea de escribir una nota sobre la polémica que ha generado la postura de Vox acerca de la ley sobre violencia de género y el enfoque que se le podría dar sin caer en el exabrupto más espontáneo y poco racional. España parece conservar una especie de naturaleza oscura levemente cubierta por una ligera pátina de modernidad. Es esa España Una, Grande y Libre; esa España católica, apostólica y romana que se resiste a morir y que, con pertinaz constancia, se nos vuelve a poner delante para reivindicarse como el verdadero destino de este país, sin otra opción, sin capacidad de cambio o evolución.
España estuvo cuarenta años sometida a un franquismo que ha calado en lo más profundo de una sociología colectiva tendente a la imposición de máximos muy particulares que, al ser míos, únicos y verdaderos, deberían ser aceptados por todos sin discusión. Juan Español es maximalista, autoritario, vocacionalmente legislador compulsivo a su propio favor y beneficio; legalista hasta el absurdo con los demás y libérrimo en sus actuaciones particulares que, siempre, tienen justificación en su superioridad personal con respecto al común de los mortales. Desde el famoso “Vd. No sabe con quien está hablando” al “eso no es para el hijo de mi padre” el español tiende a posicionarse en el centro del universo escupiendo un absoluto desprecio hacia el colectivo, el débil y el ajeno. Es como si quisiéramos volver a bendecir las páginas del estupendo estudio de F. Díaz Plaja desarrollado en “El español y los 7 pecados capitales” de desgraciada y continuada vigencia.
Viene todo este preámbulo a cuento del intento, a mi juicio infame, de cuestionar la terrible realidad de la violencia de género en nuestro país y la acusación de desequilibrio legal a favor de la mujer contra el hombre, como si eso fuera negativo a la hora de intentar proteger a un colectivo no ya debilitado sino masacrado. El solo hecho de plantear la discusión me parece, sencillamente, miserable y lo que, es más: peligroso. Que algunos animales de bellota de alma oscura y putrefacta sientan que otros cabestros les dan la razón y apoyan el papel supremacista del hombre sobre la mujer, debe considerarse peligroso, deleznable y muy dañino. La prueba: 8 muertes en 18 días de enero en lo que se presenta como un año negro para la mujer.
La mujer española arrastra siglos de humillación -así, sin matices – y si ahora puede disfrutar de una pequeña discriminación positiva que proteja su integridad, no sólo me no me parece mal, es que me parece estupendo y nos debería motivar a todos para avanzar sin retroceder un milímetro y conseguir abandonar todo rastro de machismo personal y colectivo que todavía se conserva en lo cotidiano. Si analizo mi comportamiento diario, es sencillo encontrarme faltas a este respecto: mis actos negarán lo que mi intelecto declara, eso es seguro, pero apoyo y apoyaré más activamente que nunca, el avance colectivo hacia terrenos de igualdad y protección de la mujer que hoy se vislumbran muy lejanos todavía.
Hace años que estoy seguro de que el futuro es mujer o no es, pues acabaremos retornando a la verdad de la naturaleza más simple, aquella que nos demuestra que la naturaleza es femenina y que el macho es una simple derivación especializada de esa vocación vital de reproducción y génesis vital de la que tan solo participa la mujer, no el hombre. No tengo claro el momento en el que el macho se sintió superior a la mujer; no tengo claro cuando llegará el momento en el que se igualen los papeles y, desde esa situación de igualdad, se piense de verdad en dar el último paso parala protección, indubitable, del exclusivo papel que la mujer ocupa en la naturaleza de la especie. Ojo con derivar esta aspiración “fuera de cacho”: lo que estoy reivindicando es un papel privilegiado, protegido, valorado y libre ara que la mujer pueda elegir su realidad sabiendo que toda la sociedad va a poner todos los recursos posibles a su disposición para que pueda hacerlo; bien sea que decide ser madre como que no, que nadie se confunda.
El camino es largo y desde la reivindicación de igualdad deberemos llegar a la protección de la diferencia y lo haremos por una realidad muy simple: necesitamos a la mujer para que la especie -el mercado- se mantenga, así de fácil. La pasta nos hará ver la luz, sin duda.
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