sábado, 27 de julio de 2019

Ande hay pelo, hay alegría




Jesús López, político del PP que quiere ser el mandamás de Barajas de Melo, provincia de Cuenca, nos ha comunicado su deseo de que Irene Montero “ "… se afeite los pelos del sobaco cuando nos represente". Parece ser que el baremo de la derecha en los temas femeninos es exigente y este señor comparte criterios estéticos con ese otro genio de Vox que, desde su reconocida posición como canon de belleza masculina, criticaba a las feministas por feas. Ambos dos con dos cojones, como mandan los cánones, que para eso somos de la derechona de toda la vida y podemos dictar las normas…de los demás, que ya haremos nosotros lo que nos de la gana, como siempre.

Estoy un poco hasta el gorro de que a las políticas de este país se les aplique un “filtro” de belleza y cumplimiento de normas estéticas que, además de ser antiguo, casposo y profundamente machista, es profundamente discriminatorio. Prometo que puedo escribir una diatriba de varias páginas sobre Irene Montero, compendio de muchas de las peores derivas de la política española, pero también puedo jurar que en esas páginas nada tendría relación con su cuerpo, sus características físicas, sus peinados o vestidos y, por supuesto, nada sobre el estado de depilación de sus sobacos, faltaría más.
En España siempre se ha dicho que donde hay pelo hay alegría y con los pelos modernos en piernas, sobacos y pubis, llega, además de la alegría, un enorme grito de libertad y rebeldía contra las estupideces masculinas del estilo de “yo es si no te depilas el chichi, no puedo, de verdad”. A ver niño: tu y todos los que como tu no funcionan ante la visión de un buen felpudo, os lo podéis hacer mirar y tu niña, ni se te ocurra hacer caso de semejante estúpido. A finales del siglo XIX las sufragistas quemaban corsés y sujetadores en pública demostración de rebeldía. Me temo que, hoy, los gritos de libertad van a estar relacionados con el dejarse crecer trenzas en los sobacos o lucir matojo en las playas y piscinas levantando la mirada con orgullo.
Como puede comprobarse día a día asistiendo a estas demostraciones de machismo, más vale tener pelo en los sobacos que las neuronas sepultadas por ingentes cantidades de caspa mental. Chicas, ni caso: llegarán otros amaneceres y otros días en los que nadie os dirá que hagáis nada que no queráis hacer. Mientras tanto, sin cortarse, que ya sabéis que donde hay pelo hay …libertad, una alegre libertad que ellos no entienden.

viernes, 26 de julio de 2019

Las ocasiones perdidas




Mi amigo Curro siempre mantiene que lo que hoy prima en empresas y negocios es mantener posturas relacionadas con, y ejecutar sólo, lo que, con certeza, sabemos que no es un error: las equivocaciones se pagan con sangre y sus consecuencias son imprevisibles. Hoy, tras el desastre del Parlamento y el naufragio de la investidura, todos -o casi todos- nos preguntamos por los errores de unos y de otros, pero yo creo que lo más importante, una vez más, es analizar lo que pudo ser y ya no será. No vale decir que septiembre traerá un nuevo curso y una nueva oportunidad: de ser y de llegar, será y llegará otra oportunidad fruto de una situación distinta y con actores que tendrán que afrontar realidades distintas. Lo que de verdad me importa, por lo menos a mí, es el análisis de las oportunidades perdidas y de paso, poner un poco en solfa a Pablo Iglesias, verdadero quintacolumnista cuya gestión, imagino, deben estar bendiciendo en Génova, CS y en Vox, partido que debe estar con serias lesiones en la espalda de tanto reír.
La izquierda, gracias al eficiente trabajo de Iglesias, ha perdido, una vez más, la oportunidad de gobernar este país. No niego la ayuda, inestimable, de los errores de Pedro Sánchez, pero en la pista central del circo parlamentario y con actuación muy destacada, Pablo Iglesias se ha venido arriba y con una concepción del Estado tan amplia como la circunferencia de su propio cinturón, nos ha hecho a todos los votantes de la izquierda una butifarra de un tamaño y unas consecuencias enormes e imprevisibles. Son muchos -mi amigo Eduardo entre otros- que me aseguran que septiembre lo arreglará todo y mucho me temo que ese mes sólo nos traerá la confirmación de que las urnas esperan a la vuelta de noviembre.
Pablo Iglesias ha demostrado, una vez más, que es de derechas, que contra el PSOE vive mejor y que la ambición que alberga tan preclaro líder es inmensa e inagotable: no le vale nada que no sea el mando supremo, la obediencia ciega y la autarquía más esplendorosa. Habla de solidaridad cuando él mismo solo sabe dirigir la mirada hacia su ombligo y sentirse desgraciado cuando el mundo entero, al unísono y entregado, no le alaba y le consagra como su líder vitalicio. Este señor está dejando su partido como un solar - en dura pelea con Rivera – tras sembrar el desencanto en muchos que votaron, con esperanza, esa promesa de cambio y renovación que ha llegado, tan sólo, para bendecir y consentir que el PP siga gobernando en muchos sitios donde Podemos ha tenido la llave del cambio y la regeneración. El análisis no da para mucho más, que ya está bien de hablar de entelequias cuando es la realidad de los hechos y de las acciones las que, ineludiblemente, colocan a cada quien en el sitio de cada cual: sencillo.
Iglesias debe afrontar el juicio que merecen, no sus encendidos discursos de cambio y regeneración, sino sus negaciones al respecto: ha roto, torpedeado, boicoteado y decepcionado a diestro y siniestro, por mucho que la sensatez aconsejara apoyar la gobernanza del PSOE y alejar la posibilidad de que la derecha, condicionada enormemente por el apoyo de Vox, pudiera soñar con gobernar.
En la última nota hablaba del juicio de la historia y de los personajes que ofrecen varias caras, mejores y peores, a lo largo de su biografía: el juicio de la historia de este político, me temo, será unánime y terrible: nunca nadie tuvo tanto a su alcance con menos aprovechamiento. Para cerrar, os recuerdo la sentencia que tuvo que ir el propio Aníbal de su más próximo general y amigo Maharbal: "Aníbal, sabes vencer, pero no sabes cómo aprovecharte de tus victorias". Esa incapacidad, tras la enorme victoria de Cannas, permitió que Roma siguiera respirado y se tomara la venganza de sembrar sal en los campos de Cartago.
Llegará la sal a los terrenos de Podemos y nosotros, seguramente, lo veremos. Lo que no sabemos es quién será el sembrador, si Errejón o Pedro Sánchez.

jueves, 25 de julio de 2019

Ser historia: 50 años



Ser mayor, tener WatsUp y un grupo de amigos que quieren polemizar sobre determinados temas, acaba siendo un suplicio para los que tenemos los dedos como porras y la cabeza llena de madejas que se enredan y se lían según tratas de sacar las hiladas limpias y puliditas. Ayer, cuando parece ser que se cumplía el quincuagésimo aniversario del desgarro moral de la monarquía española y Juan Carlos se dejaba nombrar “heredero a título de rey” del dictador, nos liamos a mandar comentarios que, sobre la necesaria brevedad, pretendían ser brillantes sin darnos cuanta de que, básicamente, no se puede hacer historia si formas parte de la historia que quieres contar.
Nuestra generación ha vivido una parte de la historia de España cuyo curso no podemos academizar pues no ha llegado el momento en el que nosotros, todos, hayamos dejado nuestros restos para que otros los reúnan y con ellos hagan la verdadera historia de nuestros días. Nos invade la realidad de nuestras vidas, vivimos lo que vivimos y la realidad nos formó como nos dejamos formar: somos sujetos del paso de los días y por tanto, el sueño de la objetividad es imposible para nosotros. Otros llegarán que reunirán los trozos que cada cual haya dejado para el futuro y construyan la visión general de lo que, en realidad, constituyó nuestra vida y nuestro tiempo.
Hoy, muerto el moro, los lanzazos se suceden y son sencillos, pero ese moro que hoy yace bajo la cruz del marfil que acabó con su prestigio y nos terminó de condicionar, tuvo un destino histórico que, de una forma u otra, cumplió y contribuyó, de forma decisiva, a que hoy vivamos como lo hacemos. Luces y sombras que suelen formar parte de los perfiles de los que, de verdad, han hecho historia.
La grandeza monocolor, única, estable, confiable y monolítica suele ser una entelequia que buscan los turiferarios, nunca los historiadores, más dados a entender la condición y la realidad del ser humano que debe afrontar un destino grande, ese que le obliga a superar la realidad de su condición. ¿Qué personaje de la historia puede presentar una sola cara ejemplar? ¿Mandela? Posiblemente si preguntamos a las que desde su condición femenina se acercaron a su verdad, tendríamos una historia no tan ejemplar como todos -o casi todos -damos por cierta sobre este personaje.
Ayer desfilaron nombres por las pantallas de nuestros terminales: Juan Carlos I, Torcuato Fernández Miranda -por favor, leer el libro que aparece en la fotografía – Carrillo, Blas Piñar, Sánchez Covisa y sus perros de la guerra, Arzalluz, Girón y sus sueños montaraces, Tarancón, Suárez, Gutierrez Mellado, Tarradellas, Camacho, los  abogados de Atocha y el clamor del silencio de su entierro llenando el miedo colectivo con la disciplina comunista…los nombres con los que crecimos formando nuestro criterio y nuestra vida política de la que no podemos separarnos ni, en forma alguna, objetivar.
No se puede objetivar lo vivido bajo el miedo a ETA o a las consecuencias de aquél momento de locura del 23 F; nada escrito con tinta puede reproducir el suspiro de alivio ante aquella imagen de Juan Carlos vestido de Capitán General negando el futuro de los golpistas….y nada podrá lavar la infamia de los que cayeron de lo más alto para demostrarnos la realidad de lo peor de la condición humana.
Todo, incluidos los que ejercemos de implacables jueces de la historia, hemos hecho la historia que ahora, por mucho que queramos, no podemos escribir: sólo podemos contar lo que vivimos aceptando lo limitado de nuestra información y lo subjetivo de nuestros juicios.
Lo que da de sí un buen rato de espera por la grúa en el Bus Vao bajo el sol de Julio.

domingo, 14 de julio de 2019

Hermandad Universal

Un mundo entero de canciones y sensaciones


Me encuentro en Face Book, una vez más, un evento de carácter cuasi universal organizado en torno a una canción. Una simple canción, siete notas una tecnología brutal que conecta en tiempo real a muchos músicos y…magia. Muchos idiomas, muchas lenguas, muchos países, muchas razas y una sola conación que une lo que otros dividen y que ellos desprecian.
Si tenéis oportunidad y tiempo, escucharlo mientras se van sumando músicos y países, instrumentos y culturas, razas y sensibilidades que colaboran sin problema: sólo hay un objetivo común que es disfrutar de un sonido que todos contribuyen a crear. La música permite eso que ninguna otra cosa, excepto posiblemente la pintura, permite. No hay literatura universal; no hay universalidad en nada que no sea la música y la verdad, me da envidia de la mala: ellos acceden a un universo que a mí se me prohíbe o se me presenta inaccesible.
¿Podemos extraer alguna enseñanza de este tipo de actuaciones colectivas y colaborativas? ¿Algo parala política, para la empresa? No tengo una respuesta adecuadamente meditada y medida, pero si puedo expresar un deseo sencillo, claro y medido: Por favor, señores músicos: compartan su secreto con el resto de los mortales que quedamos fuera de ese mundo mágico en el que las barreras normales desaparecen y sólo quedan seres humanos entregados al disfrute de un arte universal que les une a todos.
Casi nada….

domingo, 7 de julio de 2019

Contra el dolor

Ficha policial de Sonia, transexual detenida en España en 1974
Algunos quieren volver y no hay que dejarse: ni un paso atrás


Ayer, llevado por un sentido del deber que me obligaba a hacer número contra la previsible regresión liderada por Vox, me dejé caer por la fiesta convocada en Madrid y las sensaciones fueron dispares. El Orgullo mezcla fiesta, exhibición, alegría, exhibicionismo, normalidad y …una profunda, impresionante y clamorosa corriente subterránea de dolor; un dolor inmenso, antiguo, gratuito y profundamente injusto.
No me esperaba que el dolor me resultara el elemento dominante en una jornada tan festiva, pero su presencia era total y absolutamente dominante. El dolor se hacía presente en cada pancarta, en cada disfraz, en cada gesto de libertad recién descubierta y su injusticia clamaba al despejado cielo de Madrid.
Es un dolor injusto que hunde sus raíces en el absurdo de la negación; que persigue lo que ni es perseguible ni es elegible; es un dolor gratuito e ineficaz; un dolor que sólo se sirve a sí mismo y a los intransigentes que no quieren aceptar la normalidad de lo que ellos llaman “desviaciones”. ¿Desviados de qué? ¿Cuál es el reclamado sentido único que hay que seguir obligatoriamente en contra de lo que siempre ha sido y siempre será parte de la naturaleza humana?
La alegría de ayer era una muestra más de que el ser humano sólo busca la tranquilidad de ser normal; la necesidad de formar parte de un grupo de referencia en el que se siente cómodo, aceptado y que conforma su entorno social con total normalidad. Hoy, cuando nadie pensaba que fuera posible, hay una corriente neofascista que pretende eliminar a los miembros de este gran colectivo de seres absolutamente normales que su intransigencia quiere colocar fuera de la sociedad normal y normalizada. Quieren, una vez más, ocultar, tapar, perseguir, negar, eliminar y frente a esta oscura corriente, miles de ciudadanos demuestran que la convivencia no sólo es posible: es positiva, es necesaria y permite que muchos miles, que muchos millones de seres humanos, descubran su naturaleza sin dolor, sin miedo, sin tragedias como las que, ayer, llenaban las calles de Madrid.
Todavía hay decenas de países en los que ser y vivir conforme a tu naturaleza supone ser detenido y condenado a muerte. Así de sencillo: la muerte aguarda a aquellos a los que su inclinación natural separa de las normas impuestas a sangre y fuego. Parece que ninguno de estos intransigentes tiene en cuenta el dolor y el sufrimiento, inmenso, profundo, aterrador, de aquellos que se van descubriendo ajenos al grupo justo en el momento en el que todo tu ser busca formar parte del grupo de referencia. Durante meses o años, estos seres inocentes se sientes culpables y culpabilizados, como si tuvieran que ser, obligatoriamente, culpables de algo.
Hoy, cuando cientos de miles de personas descansan tranquilos y satisfechos tras manifestar su orgullo por ser normales, los medios afines con los intransigentes pretenden silenciar, una vez más, la realidad de millones de personas que no viven según sus encorsetadas normativas.













ABC, La Razón y otros, destacan, como lo más importante de la manifestación, la repulsa de muchos a la presencia de Ciudadanos, partido que parece sentir pulsiones suicidas y que apoya, con y en sus acuerdos y silencios, a los que quieren represaliar la vida de los muchos que, ayer, se sentían perseguidos y lo hacían porque la amenaza es cierta y existe: la represión amenaza y ha empezado a ocupar asientos y escaños; ya manda en las negociaciones políticas y no es posible negar sus efectos. Ciudadanos, como otros muchos, debe reflexionar y darse cuenta de la verdadera naturaleza de aquellos con los que pacta negando la realidad de lo que acepta. Mientras tanto, estas portadas nos recuerdan lo que es vivir bajo el silencio y habitando oscuros rincones de los viejos armarios, esos que creímos haber dejado atrás.
Ayer, sin esperarlo, formé parte de una manifestación que mostraba el dolor antiguo, inmenso e injusto, de muchos millones que en la historia han sido y cuyas vidas, aún hoy, transcurren en el doloroso silencio de la negación. No hay nada más terrible que ese dolor gratuito que domina la vida de los que, simplemente, son lo que son sin tener culpa de nada, sin atentar contra nada y sin poder cambiar lo que les ha sido determinado por una naturaleza diversa o elegido libremente como una opción personal tan válida como cualquier otra.
Ayer se luchaba contra el dolor y me temo que habrá que seguir luchando mucho tiempo contra el dolor, la injusticia y la represión de lo que es justo, normal, adecuado y humano, profundamente humano. Así de sencillo.

sábado, 6 de julio de 2019

Normalidad Orgullosa

Una gran normalidad


Se desarrolla en Madrid una fiesta que, cada año, implica a un mayor porcentaje de la población hasta incluirnos prácticamente a todos en lo que debería ser una celebración de la vida, de la normalidad y de la cotidiana y sencilla diversidad. Lamentablemente, esta fiesta se sigue convocando y celebrando con dos caras contrapuestas: a favor y en contra, como un Jano bifronte que mirara, a la vez, hacia dentro y hacia fuera. Hacia dentro como una llamada a la propia aceptación, al refuerzo positivo acerca de una circunstancia vital muy personal que todos los presentes comprenden y aceptan sin problema como parte de la naturaleza humana. Sin más.
El problema viene con las llamadas hacia afuera, ese espacio infernal bien definido por Jean Paul Sartre, el espacio del infierno conformado por los otros. Hoy, esos otros aspiran, sin tapujos, a que sólo haya dos opciones y que ambas estén bien definidas, sin esas zonas grises e intermedias que tanto miedo les dan. Sigo convencido de que los que más intransigentes se muestran, los que más seguridad necesitan, sólo proclaman su miedo y su inseguridad hacia unas pulsiones internas que no se aceptan a sí mismos.
La ciencia avanza según la sociedad le permite y en cuanto la sociedad lo ha permitido, la ciencia ha puesto al descubierto la falacia de esa sexualidad digital para dejarnos ver un universo analógico de infinitas posibilidades con las que se debería poder convivir sin problema alguno. Y hace falta mucha celebración de lo distinto, de lo menos habitual pero normal, pues la curva de cualquier distribución nos muestra lo enormemente amplia que resulta ser la normalidad. Es tan grande, tan extensa, que caben hasta los cabestros de Vox en uno de los extremos de sus colas, así de grande es la naturaleza que nos abraza a todos.
Se nos ha querido imponer – a mi generación por supuesto – un modelo de sexualidad que nunca ha sido cierto: la diversidad sexual es tan antigua como pueda serlo el género humano y la historia nos lo demuestra con una inmensa cantidad de datos y de hechos comprobados. Se nos dijo que “los maricas” eran cobardes y poco menos que reptiles traicioneros negando que la primera gloria de alguien tan homosexual como Alejandro Magno, se obtuvo al derrotar a un regimiento hasta entonces invicto: La Banda Sagrada de Tebas compuesta por parejas homosexuales. Alguien tan fiero como Lucio Cornelio Sila, dictador de Roma y militar excelso, también lo fue y lo fue en una sociedad que negaba ese derecho. Siempre han existido las diferentes realidades sexuales en ambos sexos y siempre han luchado pro normalizarse, aunque nunca lo hayan conseguido. Si los griegos lo aceptaban entre hombres, entre mujeres era radicalmente rechazada. Eso por no hablar de las equivocaciones biológicas que han encerrado a personas en cuerpos contrarios a su verdadera naturaleza. Si, señores de la conferencia episcopal y de Vox: la naturaleza se equivoca y mete la pata mucho más de lo que Vds. se imaginan, de manera que empiecen ya a aceptar esa cruda realidad, que no les va a pasar nada ni nadie les va a implantar un pene o a cortarles la colita.
El ser humano avanza en la aceptación de lo que nunca debió ser motivo de marginación y rechazo y, por primera vez, cuando acaba esta nota, me subiré en mi moto junto a mi hija para hacer bulto, para dejar, con nuestra presencia, una pequeña voz que diga a los intolerantes y a los fascistas que esta fiesta es tanto de los convocantes como del resto de los que componemos el género humano, por mucho que ellos se empeñen en abrir ghetos, negar su existencia o perseguir a los que hoy claman por su propio orgullo en contra de siglos de opresión, injusticia y miedo.
A ver si no tardo mucho en colocarme los correajes y encuentro la gorra de cuero, que esa es otra: debe estar todavía en el armario.

jueves, 4 de julio de 2019

Censura

Este dibujo supuso el despido de su autor. 
La censura reina de nuevo...
o nunca se fue


La libertad es una flor delicada que hay que cultivar como si de la más exquisita orquídea se tratara. La libertad es tímida, se asusta y sin protección, se desvanece en la nada dejándonos huérfanos de lo más humano que la especie puede aportar a la evolución espiritual. Pero vivimos malos tiempos para ella. Es acosada, perseguida y la censura triunfa ganando territorios que, hasta hace poco, eran los mejores para que la libertad prosperara y medrara iluminando con su luz a toda la sociedad.
La prensa, protegida por todas las constituciones y por todas las leyes, se ha vuelto pacata, temerosa y colaboracionista: acepta la autocensura y recorta, día a día la libertad de sus periodistas y parece decidida a terminar de matar a esa aportación libérrima, incontrolable y eficaz de su contenido: las viñetas.
Los viñetistas son magos que pueden construir discursos enteros con un solo trazo; son capaces de meter la actualidad en un bocadillo de tres palabras o de ridiculizar al poderoso con una media sonrisa que nos llega al centro sin elaboración intelectual alguna. Y ese es el peligro: lo racional se puede contrarrestar y argumentar, pero el humor nos deja su mensaje sin elaboración alguna, es un puñetazo que nos da de lleno en el cerebro, no hay posible protección ante su mensaje y eso es nefasto para el poder.
Usando el dinero, la influencia y la coerción, el poder, el poder universal, ejerce presión y la prensa se domestica, se ablanda, se hace cómoda y prescinde los elementos conflictivos aceptando el dominio de la peor de las censuras: la autocensura. Vivimos malos tiempos parala libertad y la prueba nos la han dado, en las últimas semanas, dos grandes editores que han decidido poner fin a la publicación de las viñetas uno y de un viñetista en concreto, otro.
El miedo guarda la viña y ante una crítica a Trump, un gran grupo canadiense decide matar al inconsciente que pone en riesgo….¿qué pone en riesgo un viñetista? Absolutamente nada: reivindica la libertad y eso da miedo: el poder se manifiesta, oscuro, en forma de miedo ante “lo que pueda pasar” pero lo que pasa es que todos, ellos y nosotros, perdemos o que hace posible la información veraz: la prensa libre, esa que ya no existe y que la censura, el miedo y la autocensura han asesinado paso a paso, viñeta a viñeta, nombramiento a nombramiento en sus consejos de administración.
Estamos condenados al miedo y a la censura, aquella que creímos que o volvería nuestras vidas y que ha vuelto más fuerte que nunca pues no tenemos refugio, no tenemos prensa libre que nos ayude y que le demuestre la poder que somos libres, independientes y que algún día, seguro, sus actos se verán ridiculizados y ellos, los poderosos, verán su imagen reflejada en la verdad de las viñetas dibujadas por, desde y para la libertad.
Mientras tanto, la censura crece, el miedo reina y la libertad huye de las páginas que un día la hicieron grande. Una pena