La permanencia frete al cambio
Entre la panda de viejos amigos, un grupo ante el que no
cabe esconder opiniones ni tratar de hacer malabarismos para que todo
comentario sea “políticamente correcto”, se empieza a consolidar una corriente
que tiende a colocarnos próximos a los que siempre hemos considerado como
“fachas”. Esto es algo que, además de generar curiosidad, nos causa un cierto
malestar intelectual que no acabamos de llevar con tranquilidad o con
resignación, de manera que acabamos buscando alguna causa que explique tan
errática deriva.
Seguro que no voy a ser yo el que encuentre esas causas,
pero sí creo haber reflexionado lo suficiente como para llegar a entender que,
ocupando el mismo lugar ideológico de siempre, es la referencia del entorno la
que se ha movido y nos ha colocado allí donde no nos reconocemos. Intentaré
explicar esta paradoja mediante algunos ejemplos concretos que demuestren la
teoría de este “movimiento estático”.
1º.- Solidaridad y
reparto de la riqueza.
Cualquier socialdemócrata de pro acepta y promueve un
reparto de la riqueza que permita evolucionar y prosperar al individuo sin
importar que su nacimiento se produzca en una clase social desfavorecida.
Gracias a una educación igual, una salud universal y una justicia equitativa, el
sistema ayuda al individuo que se esfuerza y le facilita apoyo económico para
que prospere. Igual tratamiento se pretende para aquellos que, por
circunstancias, pasan por un mal momento en el paro y cuentan con unos ingresos
temporales que le devuelven parte de lo que él aportó, cuando pudo, a ese fondo
de solidaridad y ayuda.
En resumidas cuentas, el sistema tiende a recompensar el
esfuerzo individual y a establecer unas normas y unas reglas de reparto justas
y proporcionales que todos – los rojeras -aceptamos como adecuadas. Una gran
parte de la Europa de pos guerra entendió lo mismo de forma semejante y creamos
el llamado “estado del bienestar” que tanto odio genera en los nuevos
capitalistas reconvertidos.
Desde este punto de vista, con este esquema moral e
intelectual, es normal que los viejos rojos rechacemos, con energía, esa
corriente general de “que me lo den hecho” que tanto daño está haciendo y que
justifica tanto titular fascistoide.
Rechazar la indolencia y la pasividad no es fascista, es ser
coherente con principios muy socialdemócratas en desuso. El desplazamiento se
ha producido fuera de nuestra construcción moral, no dentro de ella.
2º.- Los beneficios
del sistema, para los que participaron en el sistema.
Este punto es muy delicado, pero también es una reclamación
generalizada que se produce por el uso bastardo del sistema que ha dejado
indefensos y fuera de sus ventajas y ayudas a sus creadores originales.
Desde la izquierda, es lógico intentar ampliar las
oportunidades a los desfavorecidos, pero lo que ha pasado es que Europa se ha
visto “ocupada” por una población a la que ha permitido recibir los beneficios
del sistema sin exigirles el sostenimiento y la integración en ese sistema que
tanto les favorece.
Gracias a este respetuoso “buenismo” social, los que durante
su vida laboral han aportado una parte de la riqueza que hoy se reparte, se ven
fuera de los beneficios en favor de segmentos de población que sólo se han
nutrido del mismo sin aportar nada.
Esta situación hace que muchos reclamemos mucha más atención
hacia la “normalidad” de una clase media trabajadora que se ve injustamente
tratada frente a unas clases “pasivas” que jamás generaron riqueza y cuya
existencia se basa en la explotación de los recursos que otros generaron. Es
más: en muchos casos, es mejor ser el progenitor de tres criaturas sostenidas
por el sistema que pensionista tras cuarenta años de cotizar lo que el sistema
determinó como adecuado.
Nadie se ha movido, se ha movido el absurdo de una mala
aplicación del fundamento original del sistema.
3º.- De la libertad
individual y el ordenamiento legal
Este capítulo tiene mucho contenido, pero voy a tratar de
seleccionar un ejemplo que, siendo extremo, puede darnos idea de lo que se está
aplicando y entendiendo bien o mal.
Cualquiera con dos dedos de frente y medianamente integrado
entiende y defiende la libertad individual y la protección del sistema hacia el
ejercicio de la misma, incluyendo los derechos de libertad de expresión,
manifestación etc.
Si eso se utiliza para montar desórdenes públicos como los
que vemos en algunos partidos de fútbol, es lógico que todos, a una, pensemos
que la lucha por las libertades no incluye tamaña manifestación de barbarie y
seamos permisivos con cualquier medida de índole represiva o coercitiva que
adopte la “autoridad”, siempre basándose en la ley.
En resumen, se apoya el crecimiento del ámbito de las
libertades, pero no se entiende adecuado el forzar esos espacios hacia la
destrucción de la convivencia y el predominio de lo que se haya fuera del
ordenamiento legal y las normas sociales de un estado moderno y avanzado.
La corriente actual, tiende a restringir el espacio de
libertad individual y circunscribir demasiado la libertad de creación y
expresión, algo que no es, ni mucho menos, bueno; pero esa corriente se
autojustifica en los excesos de aquellos que, como en el caso del fútbol, hacen
un uso espurio del marco de convivencia.
Resumen: si lo que se rechaza es el mal gusto, la grosera
expresión de la libertad gracias al insulto menos elaborado y/o inteligente, lo
que ha cambiado es el punto de referencia por la aparición de paisajes nuevos,
no la concepción social del observador.
4º.- Leyes, jueces y sentencias
Hace años que digo que en España no nos enseñan a pensar en “derecho”,
que sólo se lanzan exabruptos y que los medios no hacen el esfuerzo de formarnos
para analizar lo que los jueces sentencian.
Primero, los jueces, en España, no son libres, están atados a
la estricta aplicación de las leyes vigentes, tanto en el proceso previo a la
sentencia como en el dictado de la misma. Por mucho que al juez le pueda
repugnar una ley, debe aplicarla y si la pena le parece escasa, tampoco puede hacer
nada.
La actual ley mordaza está teniendo consecuencias que nadie
desea, pero que son impepinables mientras dicha ley esté vigente.
Primero: cuidado con lo que dices, dónde lo dices y como lo
dices, que la ley ha cambiado los marcos y lo que siempre fue un chiste de
café, hoy puede ser un delito.
Segundo: si alguien denuncia, los jueces deben seguir el
proceso hasta determinar si hay delito o no.
Mi opinión es que esa ley es una antigualla que nunca debió
ver la luz y que hay que derogarla rápidamente, pero hay que tener en cuenta
que lo que antes era mal gusto, hoy puede ser un delito.
5º.- Religión
Este tema me tiene bastante quemado y lo trataré
extensamente otro día, pero aseguro que se ha cambiado el sentido de la prueba
y que es hora de retomarla sensatez. No somos los no creyentes los que ofendemos;
son las mentiras y las imposiciones de los creyentes las que nos ofenden y las
que están ejerciendo una presión inquisitorial sobre muchos ámbitos de la
sociedad.
Lo comentaremos largo y tendido que me echan la bronca.
La geología nos ayuda
Dando vueltas a la idea que subyace en esta nota, lo que veo
como metáfora más ajustada a la posible infografía que represente lo que quiero
expresar se encuentra en la tectónica de placas y los llamados puntos
calientes. El desplazamiento se produce en la corteza que se encuentra sobre
estos puntos, no en el punto caliente, que siempre está fijo. Lo que hoy vemos
en las Galápago, Hawai y en Canarias, es el resultado de este proceso: las
islas se van desplazando y se forman nuevas allí donde el magma expulsado por
el punto caliente sigue saliendo a una superficie ahora vacía.
Para terminar, diré que sí, que según la perversión que
inunda la moderna idea de la izquierda, blanda, acomodada, indolente, populista
y no exigente con los compromisos personales y sociales imprescindibles para
construir una sociedad solidaria basada en el justo dar y tomar, nos hemos
hecho bastante fachas sin haber cambiado ni un milímetro nuestras posiciones
morales.
Menos lloros y más trabajar desde el respeto, la convivencia
y la normalidad de unas relaciones sociales y personales mucho más adaptadas a
los marcos relacionales que todos necesitamos y que tanto nos ha costado
construir.