martes, 30 de enero de 2018

Mnemografías de Roma


24-28 enero 2018
Sobre el curioso nombre:
Hace años bauticé la idea de anotar sensaciones y vivencias bajo el nombre de mnemografías, instantáneas que pretendían fijar sensaciones con la inmediatez de una fotografía.
Las reglas son simples: se escribe a vuelapluma sin retoques; sin pretensiones y lo escrito en el momento permanece tanto en la forma como en el fondo, sin alteraciones posteriores.
Este cuaderno pretende plasmar lo imposible: Roma, la ciudad de la que todos somos vecinos.

2.- ROMA ESPERA

Volver a Roma es volver al universo primigenio del que surgió todo lo que somos, pensamos y sentimos respecto al orden social en el que vivimos. Negar a Roma es negarse a si mismo y desoír la llamada de la historia; la voz que conecta lo que somos con aquello que fuimos un día.
Roma, infinita, aguarda al viajero para remover sus sensaciones, los recuerdos que todavía no teníamos en nuestra memoria. ¿Es posible recordar aquello que nunca aprendimos? Si vamos a Roma, lo haremos.
Roma puede, según le convenga, gritar o susurrar al oído el encanto de un rincón; la historia de una calle, la melancolía del Ponte Roto, la mística magia de unas piedras en la Vía Sacra o dejarnos seducir por los grandes discursos pronunciados en la Tribuna de los Rostra.
Roma, astuta, ajusta la melodía para decir a cada quien aquello que necesita recuperar en la memoria que todavía no es y que, desde ese momento, formará parte de su vida futura.
Imposible resistirse y no dejarse llevar por ese suave compás que, sin palabras, te hace saber que todos somos romanos.

3.- REJAS


Escribo frente a la obra de Marco Agripa, “vir militaris” alter ego de César Augusto y en el paseo me asaltan rejas renacentistas que hablan de lucha, de guerra, de poder y de sangre.
El hierro nos transmite fuerza y defensa en una ciudad que creció sobre las guerras y la ambición de poder que alimentaba los sueños de conquista y las rutas de comercio.
Roma es guerra al servicio del comercio, arteria y fluido de la verdadera vocación romana: el negocio del comercio.

4.- DIEZ MINUTOS EN LA CREACIÓN



Miguel Angel te aplasta desde el cielo de la capilla mientras el mundo entero, revelado contra el silencio, murmura su admiración en todos los idiomas.
El Vaticano es una explosión infame que surge, sobre raíces mezcladas, de lo peor y lo mejor del ser humano. Las más exquisitas muestras del arte y la sensibilidad pagadas y creadas gracias al oro generado por la corrupción más asquerosa: la del alma y el espíritu humano. La gloria del mundo es efímera, la del oro Vaticano, eterna

5.- LOS PINOS DE ROMA



No son distintos, tampoco pertenecen a ninguna especie exótica o tropical; no, solo son pinos cuidados y podados que, de forma inmediata, me transportan a Roma cuando los veo.
Indefectiblemente, la imagen de esos pinos mediterráneos me sugieren imágenes de la Vía Appia; del camino de las Termas de Caracalla y de mi primera visita a Roma.
Están siempre allí, esperando que los vea para darme la bienvenida con un abrazo cuidado y personal.
Son los sencillos pinos de Roma.

6.- TRAS EL RIO

Las ciudades se implantan en los campos poco a poco y como sin molestar. Irrumpen en el paisaje poco a poco, sin mostrarse enteras en su verdadera esencia nuclear. Primero, nos reciben con la caricatura de la ciudad formada por los que quieren ser y quedan extramuros generando sus propios espacios cívicos.
Roma, al otro lado del río, en el Trastevere, se transforma, mata su rígida historia y pierde solemnidad para crear una Roma mezclada, irreverente; casi caricaturesca formada por los otros, por los que fueron expulsados de los sacrosantos límites del “pomerium”.
Roma, en el Trastevere, es más nosotros, es más todos, más reflejo de lo que el aluvión de sueños y frustraciones puede crear.
Y entre Roma y el Trastevere, el Puente Roto que nos avisa de que el mundo, a veces, es cruel y no permite que los sueños se realicen. También es parte de la realidad, nada más.

7.- RINCONES DE ROMA



Roma se mantiene firme frente a las acometidas de la famosa y omnipresente globalización y sus calles, ajenas a la cuidadosa planificación, nos ofrecen rincones imposibles en otras ciudades. De repente, a izquierda y derecha, se abren espacios y callejones mágicos y ajenos al paso del tiempo.
No solo los malditos adoquines mantienen su personalidad: esas callejas son cuidadas y mimadas por sus habitantes, que las llenan de celosías por donde suben enredaderas y plantas que recuerdan el imposible sueño de una naturaleza erradicada hace siglos.

Y cuando la sorpresa no nos la dan los espacios pequeños, lo hacen esos grandes monumentos -normalmente iglesias -emplazadas, con grandiosidad, en placitas que llegan de pronto cuando nadie puede imaginarlas en la calle apenas unos pasos atrás.
Hablar de urbanismo en Roma es un absurdo y sin embargo, Roma ha conseguido la excelencia de lo único a base de amarse a si misma y verse igual todos los siglos cuando se mira en el espejo del Tíber. Magia.

8.- AGUA


Roma adora el agua. Todo en su historia habla del agua como piedra y base fundacional de su propia existencia.
Tras el agua, Roma busca y se mueve hasta donde haga falta extendiendo las venas de la ciudad hasta distancias imposibles. Como raíces aéreas, etéreas, sencillas en su complejidad para cumplir su función, los acueductos traen el agua con la que la ciudad vive y, además, se engalana con fuentes imposibles como la Fontana de Trevi.
Maravillas fluidas que se van con el agua.


9.- VATICANO


Vaya por delante que decir que estar 4 horas recorriendo pasillos por el Vaticano no puede dar lugar a decir que se conoce El Vaticano, pero si puede dar pie a escribir dos tonterías.
El Vaticano, como primera idea, recibe al visitante de forma hostil; obligado por la enorme marea del turismo se abre, pero nos deja claro que no le gusta, que eres un elemento extraño en sus habitaciones y que solo quieren tu dinero a cambio de darte lo menos posible.
Si, como es el caso, perteneces a un grupo concertado, tenlo claro: tu guía vive bajo una censura extrema. Los servicios de seguridad van barriendo los canales para controlar lo que se dice y siempre flota la amenaza de la suspensión de licencia, de manera que el discurso está convenientemente asegurado.
Otra idea que te acompaña es la del inmenso poder acumulado por la iglesia, el dinero generado en épocas en las que el dinero era escaso y muy mal repartido, pero la iglesia demuestra que siempre ha flotado por encima de cualquier turbulencia. No, el Vaticano se hace grande, crece, se auto regenera y, capa tras capa, acomoda su grandeza al paso del tiempo. Demuestra su vocación de permanencia y se hace inmenso apretado en sus actuales límites.

10.- PUERTAS



Las puertas de Roma se merecerían una ruta monográfica preciosa y sorprendente. Son puertas antiguas y algunas, como las de San Juan de Letrán, gritan desde la profundidad de siglos clamando por su retorno al hogar. Estas puertas han sido robadas y quieren volver al Foro, a la Curia a la que pertenecen.
Iglesias, palacios y casa antiguas se presentan al viajero explicando al visitante que, para entrar en las casas, hay que rendir honores a la belleza de sus puertas.

11.- ESTORNINOS


Al atardecer, cuando el anuncia la llegada del frío, el cielo de Roma se convierte en el escenario de un espectáculo inmenso cuya coreografía siempre es nueva: son los estorninos de vuelta a los árboles urbanos más calientes y protegidos.
Evolucionan, se mezclan, hacen remolinos, grupos, correas, serpientes…
Nos muestran la libertad del cielo mientras el sol se esconde y les deja e escenario libre para no discutirles el protagonismo.

12.- COPPEDE: La belleza es posible


Frente a la uniformidad de la especulación y la falta de maestría, surgen genios aislados que levantan su trabajo sobre la belleza.
Son arquitectos que entienden sus obras como un servicio a su forma de entender la relación de sus clientes con la ciudad y el espacio; magos que convierten lo cotidiano en un placer que se repite, pues la belleza no se acaba.

13.- MERCADO DE TRAJANO


Todos sabemos, o intuimos, que un nombre que se mantiene en la memoria colectiva más de 20 siglos es importante y el nombre de Trajano es uno de ellos.
Fue grande, sirvió a Roma y guerreó por medio mundo para acabar regalando un monumento al servicio de lo más humilde: el comercio.
Tras el nombre de Trajano, que todo lo oculta, poco se sabe de otro genio al servicio de sus sueños: Apolodoro de Damasco.
Ingeniero, arquitecto, genial y…casi olvidado. Amplió el Anfiteatro Flavio, construyó en primer puente sobre el Danubio con más de 1000 metros de longitud y diseñó el Foro Trajano -columna incluida -con una magnificencia bestial que hoy intuimos en lo queda.
El mercado, primer centro comercial que nos transmite un mensaje muy claro: toda la gloria guerrera de Roma se construyó sobre un objetivo muy claro: el comercio.
No nos olvidemos de Apolodoro al pensar en Trajano.

14.-MENTIRAS

Entro en la Iglesia de San Ignacio de Loyola en busca de las pinturas de Pozzo que consagraron la mentira de los católicos romanos: nada delo que veis es cierto, puedo manipular vuestros sentidos para haceros creer que lo que ven es cierto cuando no lo es.
Después de los sentidos, los jesuitas perfeccionaron la técnica hasta colonizar la mente: el instrumento definitivo tuvo su nombre: Ejercicios Espirituales.

15.- LA CONSAGRACIÓN DEL RECICLAJE


El barrio judío de Roma es un ejemplo de reciclaje o del expolio, como se quiera denominar.
En la foto puede verse como se utilizan antiguos elementos de los dinteles imperiales para hacerse un apaño doméstico y acabar con la casita en dos patadas.
Luego dirán los verdes….


16.- EL PUENTE ROTO


Hay rincones, espacios y paisajes que tienen la virtud y la capacidad de evocar épocas y estados de ánimo muy definidos. El puente roto, frente al vértice de la isla del Tíber, es uno de ellos.
Si alguien quiere sentirse como aquellos viajeros románticos del XVIII y XIX -Washington Irving en Granada – y apoyarse en la reposada contemplación del Puente Roto, una historia vendrá a su mente para recordarle la capacidad destructiva del paso del tiempo y la permanencia del recuerdo en la memoria de los tiempos.
Sic transit gloria mundi

17.-EL PADRE TIBER


Los ríos y las ciudades suelen llevarse bien y construir asociaciones indelebles, pero pocos son o suponen tanto en la historia como el Tíber para Roma.
Sus aguas trajeron mercancías, protegieron la ciudad, la inundaron, lavaron sus calles asumiendo los vertidos de la cloaca máxima y también llevaron, aguas abajo, los cadáveres de los poderosos caídos en desgracia.
Cónsules, emperadores, proscritos y hasta Papas sintieron en sus huesos la humedad de su abrazo camino del mar.

18.-LIBERTAD ULTRAJADA


La primera vez que vine a Roma la estatua me impresionó: su fuerza te llega íntegra, da perfecta idea de solidez y habla de un hombre fuerte, duro, sólido.
Luego, su nombre me salió al encuentro en notas y referencias de otras lecturas que reconocían su inteligencia, sus visionarias descripciones y su periplo en busca de la libertad.
Las cadenas le alcanzaron y la autoridad de Roma se impuso hasta llevarlo a la muerte en la hoguera.
Cada vez que vengo y paso por la plaza de Campo dei Fiori, le dedico un recuerdo y pienso que la libertad es frágil y el odio, fuerte.
Giordano Bruno fue grande, mucho más grande que sus asesinos y la libertad de su mente le permitió soñar con otros mundos, otros soles y con unos hombres más libres ajenos al terror del fuego.
Si vais por el campo de las flores, acordaros de él y no os olvidéis de que la libertad es frágil y el peligro acecha.

19.- JARDINES PRISIONEROS


Dentro de los inmensos muros y murallas del Vaticano nos enseñan, como si no tuvieran importancia, unos jardines antiguos, cuidados, preciosos y abiertos al cielo con vocación de huida.
Abrumados por el peso de los inmensos edificios, los Papas buscaban el relajante verde de la naturaleza y fueron cuidando a estos preciosos prisioneros hasta crear estos paraísos cercados.
Son bonitos y me gustaron de una forma un poco triste: la idea de su cautiverio se impone a la belleza.


20.- TEJADOS


Por encima del caos de las calles hay otra Roma, tan caótica y desordenada como la que se abre al paseo. Es la Roma de los tejados, de las terrazas abiertas al cielo llenas de verde, de arbolitos y macetas superpobladas.
No estaban en la cabeza de los primeros constructores, pero hoy los muros se han abierto buscando soluciones que consiguen formas y diseños variados que permiten que los romanos se encuentren con el sol y con la luz. Y por encima de todas las terrazas la sempiterna supremacía de las inmensas cúpulas de basílicas y campanarios que todo los dominan.
Siguiendo con la disposición en capas de la ciudad, las terrazas de Roma quieren ser la última etapa camino del cielo.

21.- TURISMO Y CIUDAD

Surge la pregunta sin una respuesta clara: ¿Qué pueden hacer las ciudades turísticas para seguir abiertas al mundo mientras conservan la vida ciudadana?
Venecia, Roma, Barcelona…
Pregunta que hoy, no tiene respuesta

22.- BORROMINI EN SAN CARLOS BORROMEO


El barroco impone determinados cánones a los arquitectos y, a veces, los espacios no son los más apropiados para hacer demostraciones de grandiosidad. Es entonces cuando se impone el ingenio y la maestría para dejarnos lo mejor de cada quien.
En esta iglesia, Borromini se hace grande en una superficie que, en otras iglesias romanas, es más propia de simples capillas. Tanto la iglesia como el claustro son una maravilla de delicadeza y estilo.
En cuanto a la cúpula, hay que verla. Simplemente.

23.- PLAZA DEL QUIRINAL


La Plaza del quirinal es un exceso, un despliegue de grandiosidad que se abre sobre Roma y nos lleva hasta San pedro como si gobierno terrenal y celestial debieran contar con una conexión limpia y directa.
Su belleza es absoluta y la grandiosidad del planteamiento, completa.
Es uno de esos espacios que generan síndrome de Stendhal, sin opción. Confieso que llegué hasta esta maravilla sin información previa y el estupor -colectivo -ha sido completo.
Hay que sentirlo en el alma y tratar de respirar después.

24.- SEMPER FIDELIS



Hay veces que un artista es capaz deponer en piedra no ya una figura sino una cualidad espiritual. En este caso, la postura y la actitud del perro que acompaña a Diana, no deja dudas: lo que tu mandes.
Son así, se entregan, nos adoran, nos hacen la vida más agradable.
Ellos están, siempre esperan: SEMPER FIDELIS

Un abrazo a los amigos que me acompañaron en este paseo por Roma

lunes, 15 de enero de 2018

En defensa del escarnio


Si algo define al español, tanto en su historia como en los oscuros momentos que hoy vivimos, es su falta de sentido del humor. Hemos generado místicos y grandes pensadores que abrazaron el más siniestro funebrismo de la recia espiritualidad propia de la meseta, pero eso del humor nos da cierta grima. El español tiende a tomarse a sí mismo con una trascendencia y gravedad rígida, formal y de forma habitual, cercana a la tragedia. Somos más afines a los dramas rurales del tipo “Los Galindos” y Pascual Duarte que a dejarnos llevar por la corriente de Lupercales y Carnestolendas que nos rozaron pero no terminaron de calar en el ánimo colectivo. Por cada especio de libérrima permisividad, el español, en general, genera normas, convenciones y reglas que impiden algo que me parece básico: aceptar la sátira y el escarnio en todos los órdenes de la vida, especialmente en lo que se refiere a los inmóviles y hieráticos próceres sumidos en la trascendencia de su divina misión.
Hoy, cuando los medios son muchos y la difusión de cualquier dislate es inmediata, clamamos por la judicialización de cualquier desvarío, bien humorístico, bien demostración de simple mal gusto, para que al autor le caiga todo el peso de la ley en nombre de las muchísimas normas que encorsetan nuestra existencia. Delenda est!!! Inadmisible!!! Intolerable!!! La santa intransigencia de Unamuno carga contra el culpable que se atreve a secularizar lo sagrado. Pues bien, no estoy de acuerdo en absoluto y defiendo la completa libertad del humor y la sátira dirigida a cualquier ámbito o personaje de la sociedad. Nada hay sagrado para el humor y sólo un mandamiento: el acierto ajeno al mal gusto.
No se debería mezclar el humor con el simple mal gusto o demostración de fanatismo ideológico que rezuma odio y deseos de ejercer violencia contra el adversario político, religioso o similares. Desear la muerte en las peores circunstancias a alguien no es humor, es odio o fanatismo. Ridiculizar actuaciones bajo la humorada bien pensada es fundamental para mejorar la salud colectiva. Pienso en la inmensa y positiva aportación que tuvo, en su día, la irrupción de Vaya Semanita en el panorama de la tv para dar otra versión y facilitar otros acercamientos al desastre de la violencia social del país vasco. Los guiñoles de Canal+, Polonia y fuera de España, el maravilloso y catártico universo de Spitting Image con su absoluta irreverencia heredera de otro momento glorioso protagonizado por los Monty Phytton fueron corrientes de aire fresco en nuestro oscuro colectivo político y social.
El humor, hasta el extremo, me parece positivo siempre que no caiga en el exabrupto, el insulto fácil o el odio, pero todo es susceptible de ridiculizarse, hasta lo más sagrado. Y cuanto más sagrado, inmutable y monolítico, más indefenso ante la proclamación de su absurdo a manos del humor y más me suele gustar. Hay que tener en cuenta que lo protegido como sagrado e intocable lo es por necesidad de ocultar sus absurdos y sus carencias, pues a la luz de la crítica y el humor, se desvanecen como los vampiros del cine y quedan desnudos, vulnerables y frágiles; inaceptables para el análisis racional.
¿Hay que preservar algún espacio sin humor? Personalmente, creo que no, incluido el tan difícil y criticado humor negro del que me declaro seguidor y admirador. Es, probablemente, el nivel más alto, el más difícil de conseguir y de clavar, pero cuando se hace bien, es inigualable por su efecto: cualquier humor nos llega por vías irracionales y el negro es especialmente explosivo y visceral, pero genial.
España vive malos momentos para el humor a la vez que sus personajes públicos nos dan más motivos para escarnecerlos y ridiculizarlos, pero todos tratan de convertirse en figuras intocables ajenas a la sátira. No estoy de acuerdo y me gustaría mucha más virulencia y normalidad en las reacciones, no la actual omnipresencia de la amenaza judicial.
De las particularidades locales y estereotipos del humor en España, hablamos otro día.

¡IO SATURNALIA! y el mundo cabeza abajo (A buscar que quiere decir eso.)

sábado, 13 de enero de 2018

Entre flujos y reflujos


Imagino que los veteranos de todas las generaciones que han sido han debido sentir lo mismo que yo empiezo a sentir al acercarme a esa zona de la vida en la que lo que ya ha pasado acumula más experiencias de las que me brindará el futuro. Estoy en ese punto intermareal que supone habitar una especie de tierra de nadie en la que sobrevivo sabiendo que no he nacido ni crecido con los elementos que ahora dominan la sociedad y que, tampoco, formaré parte importante del futuro que llegará cuando acabe mi vida laboral. Trabajo, sobrevivo, me adapto, disfruto, gano y pierdo en un juego que ya es distinto y al que mis esquemas deben ajustarse de forma constante; pero me consuelo pensando que son muchos los que, con mucha menos edad, ni siquiera se plantean el juego de la adaptación y la supervivencia. Esos que ahora tienen 35 o 40 años y piensan que podrán seguir habitando, tranquilos, la zona de confort que ahora ocupan lo tienen peor, mucho peor, que yo mismo: las mareas que vienen se los llevarán por delante ahogados por los cambios.
El reflujo que se lleva el agua pasada me deja ver todo aquello que ya no forma parte de mi vida y que la marea futura no me devolverá jamás. Produce cierta melancolía, es verdad, pero es lo que hay y lo asumo con cierta normalidad intentando, siempre, mantener la compostura si bien -no lo niego – a veces me siento como aquellos viejos caballos de guerra que, jubilados ya, se encabritaban al oír la llamada a la carga. Ya no participo de la emoción de esas cargas y esas peleas, pero si siento, de vez en cuando, la nostalgia de la plena adrenalina al acometer esos grandes retos que, cumplidos o fracasados, ya son parte de mi pasado. Mi problema no reside en asumir el pasado, ni mucho menos. Con todos los errores acumulados y con los pocos aciertos afortunados, los grandes trazos de mi vida están terminados o casi terminados. No hay mucho más que decir, pues tampoco esa vida da para mucho y se adapta a la más estereotipada normalidad de trabajo, pelea y disfrute en distintas medidas.
No, la frustración se basa en el futuro y en la imposibilidad de adquirir la formación técnica necesaria para participar, plenamente, de los grandes cambios que vislumbro en el horizonte de la física, la medicina, la investigación, la sociología y otras muchas cuyo conocimiento se me presenta imprescindible para integrarme en la corriente de los cambios como piloto y no como mero afectado. La gran pedrada nos impactó a finales del Siglo XX y sus efectos han sido grandes, tan grandes que el verdadero tsunami, ese que viene y que nos alcanza horas después del terremoto inicial, todavía no ha llegado a nuestras costas. Hay señales, hay indicios y primeras turbulencias, pero la gran ola no se ha conformado y me gustaría poder surfearla con garantías, pero se que eso ya no es posible.
Van a ser otros, los desconocidos técnicos que ahora se afanan en las aplicaciones de los grandes logros de la ciencia los que, de verdad, definan los rumbos y dibujen el gran futuro de la humanidad. Físicos, genetistas, médicos, matemáticos y demás “frikies” despreciados se empiezan a vestir con los nuevos ornamentos sacerdotales y guiarán los grandes cambios que afectarán a las masas dormidas y despreocupadas que hoy se entregan al brillo de nuevas pantallas y artilugios anestesiados por la cómoda superficie de una realidad que ignoran.
El futuro que apenas se vislumbra viene preñado de cambios; cambios que hoy ni imaginamos y que, según creo, se van a llevar por delante todo lo que hoy asumimos como “mundo real” y cuya realidad no podemos dar por supuesta ni, mucho menos, como inmutable. Los que ya somos mayores clamamos por reivindicar, para los jóvenes la permanencia de ese mundo real sin darnos cuenta de que la realidad, su realidad, ya es otra y se ha asentado en su estructura mental, en su ADN social y mi consuelo pensando -o creyendo equivocadamente- que yo sí tengo la inquietud de querer conocer y anticipar esos cambios; me veo inquieto y con ganas de investigar, conocer y diseñar una realidad que viene, sé que viene, pero que no muestra su verdadera naturaleza.

En la playa, entre las mareas que se han ido y las que vendrán, intento anticipar la naturaleza cambiante de unas playas en constante evolución que nos mostrarán un mundo del que no tenemos posibilidad de estructurar o anticipar. Apasionante, seguro, pero también un poco inquietante vistas las derivas de lo que hoy nos muestra.