viernes, 28 de diciembre de 2018

Dos cosas sobre la caza...y hay más

El intrépido cazador que ha conseguido reunir todos los odios: de cazadores y animalistas, a la vez.



Todos hemos oído, hasta el hartazgo, que los cazadores españoles son “los primero ecologistas” y tengo que decir que, cuando empiezas a analizar lo que eso significa, te das cuenta de que, o bien no entienden lo que la palabra significa, o bien la aplican con criterios sesgados y muy favorables a sus intereses. Si, como entiendo que el término debe usarse, “ecologista” es aquel que se interesa por el mantenimiento de un ecosistema sano, lo más completo en cuanto a la presencia de todas las especies que lo componen, equilibrado y autorregulado, debo decir que, según lo que he ido aprendiendo y comprobando en mi propia experiencia, la caza, en España, no cumple con ninguna de esas grandes características.
La caza, en España, se ha convertido en una actividad de ocio en su mayor parte que sustenta un cierto y pequeño negocio local, que significa algo más para las medianas compañías de suministro de municiones, material diverso y viajes especializados y que, fundamentalmente, tiende a la consolidación de grandes áreas destinadas al monocultivo de las especies que les gusta cazar y al exterminio de los depredadores que compiten por esas especies.
Para el cazador medio, el que yo he podido conocer, el ecosistema ideal es el que está a rebosar de perdices, conejos, liebres, codornices y otras suculentas especies y carente de rapaces, zorros, córvidos y cualquier otro malintencionado animal que quiera comerse a tan cuidados trofeos. En cuanto a la caza mayor, toda bien encerradita en sus respectivos cuarteles, siempre disponible en el coto o finca propia y a la que, si es preciso, alimentaremos con piensos para que no se muera de hambre a la espera de monterías, ganchos y aguardos. ¿Lobos? Siempre que se puedan cazar, por supuesto. De lo contrario, ni de lejos, que ya sabemos todos que el lobo bueno es el lobo muerto.
Pruebas hay muchas y una de las más claras es que, año tas año, se autoriza el exterminio de urracas y cornejas cuyo único pecado es comer huevos de perdiz o codorniz y que, hasta donde yo conozco, ni las unas ni las otras han encontrado aprovechamiento culinario alguno. Lo dicho, monocultivo, sí; ecología, ninguna. Por si alguien, todavía, mantiene dudas al respecto: La ecología es una rama de la biología que estudia las relaciones entre los seres vivos, su ambiente, la distribución, la abundancia, y cómo esas propiedades son afectadas por la interacción entre los organismos y el medio ambiente en el que viven (hábitat), así como la influencia que cada uno de los seres vivos tiene sobre el medio ambiente.Vamos, que de todo lo que compone la tal, lo único que le interesa a nuestros amigos cazadores, en general, es dónde hay perdices (o lo que sea) y cómo matarlas mejor, calificativo que me da pie para estudiar ese “mejor” a la luz de lo que vemos últimamente.
Es posible que hayamos derivado a seres sensibles y angelicales separados -afortunadamente -de la violencia habitual en el mundo de presas y depredadores, pero la exhibición de ciervos y perros cayendo por cortados y barrancos, zorros maltratados (el angelito de la foto ha sido localizado por el Seprona en Huesca y el pobre zorro ya había sido maltratado por un cepo, pues en el video se ve que le falta una pata trasera, todo el horror completo, vamos), jabalíes despeñados o perseguidos con saña por un canal de riego para ser muertos a patadas o destripados por perros -otro día podemos hablar de los perros de caza en este país, que la cosa da para mucho- no es algo que ayude a difundir una imagen positiva sobre nadie. Más bien, y supongo que con ello seré injusto, nos habla de un colectivo que vive separado y ajeno a las preocupaciones y sensibilidades que van siendo mayoritarios en la sociedad. ¿Cómo, si no, explicar la reticencia de tal ecologista colectivo a la sustitución del plomo de la munición? Explico: en España se desperdigan varios cientos de toneladas de plomo cada año cuyo origen se haya en los cartuchos de caza. Es lo mismo que decir que cada cazador es un envenenador del medio ambiente: humedales, campos, sembrados etc se ven llenos e invadidos por los tóxicos perdigones de plomo que envenenan aves y convierten nuestros campos en algo peligroso. ¿Importa? ¿Se entiende? Para nada: se lucha para que no se prohíban estas municiones, ya que su cambio supondría tener que comprar armas nuevas.
¿Podemos llamar ecologista a alguien cuya única preocupación es el monocultivo casi industrial de especies (las granjas de perdices cuyo destino es la suelta previa a los ojeos) y que desprecia el medio ambiente llenándolo de plomo? Muy complicado, la verdad.


miércoles, 26 de diciembre de 2018

Un viaje entre pañales

¿Puede caber esa alegría en un pañal de adultos?


Me cuenta un amigo que un conocido -radical en sus planteamientos vitales - le informa sobre un pacto, curioso y trascendental, establecido con su mujer: “esto llega hasta el primer pañal, ni un día más”. Me parece un límite muy significativo, un terreno en el que confluyen varios trayectos y muchos límites: la autosuficiencia, la dignidad personal, la dependencia, la humillación espiritual, el insulto cósmico...muchos, demasiadas rayas que no podemos pensar que rebasaremos algún día.
¿Cuánto dura una vida? ¿Cuándo abandonamos la dignidad humana para abrazar la pura supervivencia animal? ¿Cuándo nuestro cuerpo toma el poder para dominarnos con su miedo y su deseo de mantener la vida más allá de nuestra vida? Yo diría que casi es mejor no plantearse ese tipo de preguntas; esas que nos llevan a aceptar que, cuando llegue el momento, nuestras raíces reptilianas nos harán contemplar el mundo desde la aceptación de lo más básico y nos iremos abandonando hasta completar el viaje.
De forma dócil, suave y lánguida, nos dejaremos llevar abandonando tanto la resistencia como la racionalidad y el universo todo quedará reducido a ese último pañal que, como el primero, nos acogerá con cariño en busca del silencio.
Toda la vida queda reducida a ese viaje entre el primer y el último pañal: de la inocencia a la inconsciencia, del despertar de nuestra humanidad a la aceptación de la indignidad. Todo el universo puede reducirse a simples actos tan esenciales como la comodidad de ese pañal que envuelve nuestro despertar y nuestro último recuerdo de humanidad.


sábado, 22 de diciembre de 2018

Lo que viene y no queremos ver



Uno, que de natural tiende a partirse la cabeza pensando en cualquier cosa, anda preocupado con ciertas incoherencias con las que nos están machacando y que, además de darse de bofetadas con la historia, me temo que son absolutamente falsas y, lo que es peor, inútiles. Ya he dicho que no me gusta nada este empeño del Siglo XXI por reproducir los inicios del XX, esos que tanto daño hicieron y que tantos muertos acumularon en los anales y cronicones, de la época y de épocas posteriores.
Como el anterior, nos hemos iniciado en una época de crisis y de valores escurridizos que facilitan y abren el camino del retorno a las cavernas tribales del nacionalismo, especie de paraíso en el que se resolverán los problemas causados por esos malvados “otros”, compendio de todo lo malo que podamos imaginar. Si eso era perverso en su momento de reacción ante el internacionalismo obrero, parece que hoy, como respuesta a la globalización económica y tecnológica, la cosa puede ser peor, incluidas las posibles guerras “arregla-lo-todo”. Enfrascados en la ardua tarea de mirarnos al ombligo y echarle la culpa a alguien, veo que hay corrientes que se consolidan sin que haya demasiadas voces que avisen de la llegada del lobo.
Puede que nuestros políticos no estén haciendo sus propios deberes, pero os aseguro que hay muchos que están haciendo los suyos y los están haciendo muy bien; y, por supuesto, lo hacen sin contar con nosotros o nuestros intereses, que para eso están los suyos. Las empresas ya han visto la maravillosa posibilidad de volver a los sistemas relacionales del siglo XIX y han desarrollado ese maravilloso subterfugio de la economía colaborativa, eufemismo de la explotación laboral más pura y más dura que imaginarse pueda. Eso sí, nuestros sindicatos y nuestros políticos calladitos, que parece que puede ser el ensayo general con todo para cuando llegue el momento de la verdad: ese en el que no habrá posibilidad de mantener el actual modelo de trabajo y nos dirán que no podemos trabajar todos y todos los días, que es lo que va a pasar, sin duda ninguna.
Hay que asumir que muchos de los trabajos que hace el hombre no van a existir más en los próximos 20 años, así de sencillo. Hay que sumir que será imposible que, como hoy, se mantenga ocupado un elevado porcentaje de la población, por encima del 85-90%, en jornadas de 40 o 35 horas semanales: imposible. Y como las grandes empresas dueñas de la tecnología que lo hará posible lo saben, ya están desarrollando modelos de “búscate la vida y trabaja como un perro por una miseria” mientras las administraciones equivocan el tiro y tratan de protegerse mediante medidas antiguas como los aranceles aduaneros y otras maravillas del nacionalismo obtuso y del “américa/yo primero”.
En un mundo globalizado, dominado por el capitalismo feroz de China, EEU y Rusia - que más que feroz es corrupto e inmoral hasta las trancas – es imposible que un solo país, ni siquiera la UE, pueda parar la marea esclavista que se avecina y no hay un modelo económico, moderno y actualizado a las actuales circunstancias, que pueda colocar al individuo y a la sociedad tecnológica y macro-empresarial en una relación justa y adecuada. Por supuesto que el sistema -cualquier sistema – debe potenciar la capacidad del hombre de aspirar al máximo, pero no es menos cierto que eso nunca debería poder hacerse a costa del colectivo que lo aloja y que hace posible la consecución del logro al que se aspira.
Hoy el ciudadano, nosotros y los que nos siguen, estamos vendidos sin que nadie pueda asegurar que dentro de algunas décadas las administraciones públicas van a poder protegernos de esos lobos caníbales -homo homini lupus- que afilan sus colmillos y ponen a punto el orden jerárquico de la manada.
Frente al avance lineal de la historia, nos amenaza el rápido movimiento de un péndulo que quiere llevarnos a los oscuros siglos de la miseria y de los siervos de la gleba: ¿Formarán los trabajadores cautivos parte del patrimonio evaluado por los posibles compradores de una empresa? Lo veremos, sin duda.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

IO SATURNALIA



Vuelve la luz y nuestro ancestral miedo a perder la presencia del sol en nuestros cielos se olvida; se celebra el final de las labores del campo, la verdadera medida de nuestro esfuerzo anual, el momento de volver la vista atrás y celebrar la nueva victoria del sol - Deus Sol Invictus – sobre las fuerzas oscuras que traen el frío y la muerte.
Celebremos la luz, celebremos el orden que nos trae el tiempo sobre el caos, el buen hacer de Saturno y la intuición de los sabios habitantes del Lacio romano que vieron, en la ordenada relación del tiempo y el espacio, la verdadera esencia de la ordenada secuencia de las estaciones y la bendición de las cosechas. Por eso los romanos alteraban el orden en estos días recordando el caos anterior a la aparición del tiempo, ese agente que nos lleva por la vida en busca del final.
Io Saturnalia, antes y después; Io Saturnalia por los que fueron y por los que serán; Io Saturnalia por cada respiración de la vida y por cada semilla germinada; Io Saturnalia por la posibilidad de conocer, compartir y celebrar lo que cada cual haya anhelado, pues es el anhelo y no la consecución lo que nos pone en marcha y hace que el trabajo se convierta en recompensa.
Io Saturnalia por el nacimiento del nuevo ciclo, por los frutos que vendrán y por los verdes renovados en los árboles que hoy vemos desnudos y fríos. Io Saturnalia por el añorado sol atemperando los cuerpos y las casas; Io Saturnalia por los que pudieron disfrutar y que hoy añoramos; Io Saturnalia  por los deseos y proyectos, por las frustraciones y los amigos ausentes; Io Saturnalia por el tiempo de todos sin distinción de credos, por la verdad que esconde el camino de la tierra en su viaje circular.
¡¡IO SATURNALIA y ventura para todos!!



domingo, 9 de diciembre de 2018

TRANSICIONES

El espeluznante silencio de miles de personas que consagró al PC


Se cumplen 40 años de nuestra querida, discutida hoy y un poco abandonada Constitución y esos 40 años han permitido muchas cosas, especialmente -y me parece grave – mucho olvido. Hoy es fácil caer en la tentación de pensar que el ayer se corresponde con el hoy y que lo que hoy vivimos con normalidad lo fue entonces como lo es ahora, pero esa concepción resulta totalmente falsa y equivocada.
El nacimiento de la Constitución fue el fruto de muchos esfuerzos, de mucha generosidad y, vamos a decirlo claro, mucho miedo: aquella España estaba sometida a dos fuerzas antagónicas que se encontraban en su común objetivo de impedir el cambio y la consagración democrática de una sociedad dispuesta a muchas cosas por crecer hacia la normalidad y hacia la modernidad de una Europa soñada y distante.
Avanzamos entre las bombas y tiros en la nuca de unos y las bravuconadas de los cuartos de banderas de otros, los cánticos de los cachorros de Blas Piñar y los matones de Sánchez Covisa; avanzamos a pesar del horror de la calle Atocha y la espléndida demostración del poder del Partido Comunista gritado en el silencio de una manifestación histórica que conmocionó al poder y le abrió las puertas de la legalidad.
Pero, sobre todo, hubo tantas transiciones como sujetos, como ciudadanos que, desde su propio y pequeño mundo, veían la llegada de un cambio cuyo futuro nadie podía asegurar. Hoy son muchos los que dicen que aquello pasó sin mérito alguno, que el juicio de la historia ha renegado de sus valores y virtudes y que es hoy, sólo hoy, cuando un nuevo proceso debe abrirse en libertad y sin ataduras. No comparto, ni de lejos, ese juicio y me gustaría poder reunir y acumular en un pequeño libro, cuaderno o documento lo que fueron las muchas diferentes transiciones de mis amigos y conocidos, alguno de los cuales tuvo la oportunidad de vivir, desde dentro, los mecanismos y entresijos de aquel periodo de nuestra historia.
Puedo asegurar que los diferentes testimonios acabarían por crear y edificar un puzle desconocido para muchos de los que hoy tienen menos de 50 años muy interesante para aquellos, ya mayores, que no tuvieron la oportunidad de ver la realidad desde el mismo prisma que ahora alguien, desconocido y ajeno, le puede describir.
¿Alguien se anima? Sería bonito poder escribir el primer libro de historia contado por aquellos a los que la historia nunca tiene en cuenta.

martes, 4 de diciembre de 2018

Indolencia Dolosa


La conmoción que ha causado el resultado electoral de las elecciones en Andalucía debería hacernos reflexionar sobre la realidad política española de las dos últimas décadas, dominada por lo que podríamos denominar indolencia dolosa. Efectivamente, en la actitud y en el trabajo de los grandes partidos y en el desempeño de los políticos, ha habido dolo; por favorecer sus propios intereses, por corromper hasta las raíces toda la gestión pública, por dejar la imagen de las instituciones a la altura del betún, por trapichear como mercachifles con todo y con todos, con especial mención a la judicatura.
España ha sido, y es, un marasmo de corrupción y dejadez y eso tiene consecuencias cuya factura debemos empezar a pagar. ¿Hacemos un repaso punto por punto de los puntos más obvios?
La monarquía: poco menos que tan muerta como el famoso elefante que precipitó -cosas del karma -su agonía. Felipe parece asemejarse al Rey Pasmado mientras las corrientes de fondo de su propia familia tienden a querer “normalizar” todo aquello que a los ciudadanos normales nos pone el estómago de punta. Padre, hermana y cuñado -los conocidos, que podría haber muchas ramificaciones de la hidra- se entregaron a la rapiña sin ninguna traba ni barrera, de manera que la abdicación fue obligatoria y ahora, Felipe VI se ha instalado en una especie de Versalles anodino, silente e inoperante mientras las nuevas generaciones repudian su corona, su papel y, especialmente, su incapacidad para tomar las riendas de la regeneración general. La primera institución del estado, naufragada y separada de la realidad.
Judicatura. Este terreno parece abonado al sainete, a la rechifla y al escarnio. Todo, absolutamente todo lo que va trascendiendo a la ciudadanía y que tiene relación con los asuntos que a todos nos interesan, han puesto de manifiesto que ni la institución es confiable en cuanto a las formas y maneras de gestionarse, ni las sentencias emitidas en los casos que acaparan la atención y sensibilidad de la sociedad, ofrecen la necesaria seguridad que la ciudadanía requiere para confiar su destino al famoso tercer poder. Es probable que sea ésta la institución administrativa que peor se ha adaptado a los nuevos tiempos, bien se considere como tal a la democracia o a la irrupción de las nuevas tecnologías en la gestión global de empresas y administraciones. Los juzgados y tribunales son pozos de desidia, de aislamiento y de conspiraciones particulares lejanas al desempeño de su función. ¿Es extraño que el ciudadano no confíe en unos jueces que, instalados en su mundo, no se preocupan de que las layes evolucionen adecuadamente y exijan al legislativo una constante actualización de su principal instrumento de trabajo? Eso es algo que sólo ocurre en con la justicia y no podemos imaginar que otros estamentos acepten trabajar con una herramienta defectuosa que condiciona, al 100%, el resultado de su trabajo. Se nos aparecen como culpables de egoísmo, dejadez y si se me permite la expresión, de prevaricación moral, pues asumen dictar sentencias que conocen y asumen intelectualmente como injustas antes de protestar y hacer cambiar las leyes. Siendo legales, asumen que sus sentencias son inmorales. ¿Es respetable?
Parlamento. Entregado a una barriobajera y chulesca verborrea, los partidos han convertido el templo de la palabra en un lodazal de insultos, mediocridad y estulticia alejada de la grandeza intelectual y la generosidad imprescindible para alcanzar el bien común. Instalados los partidos en la consecución de ventajas inmediatas, no hay proyecto de bienestar colectivo que escape a la rapiña. Acomodados, mediocres, cicateros y ramplones, los diputados han renunciado a su misión pública para proteger su propio condumio acomodado y servil. Nada sale de sus comisiones, salones y mesas que podamos abrazar todos como un patrimonio común y solidario. Sus mullidas alfombras lo silencian y alejan todo dejando a los otros, los de fuera, como vagas sombras de un recuerdo que se hacen corpóreas cada cuatro años. En el interregno de la legislatura nadie se acuerda de esos espíritus lejanos con los que nadie cuenta. ¿El senado? Ni pierdo el tiempo comentándolo. Entiendo que se me perdonará la omisión por intrascendente.
Gobierno. Actual, pasado o futuro, parecen todos mantener una misma actitud que les impide conectar con la sensatez. No comento lo que ha sido la larga travesía por la estultez del gobierno de Rajoy -verdadero marasmo de egolatría glorificadora del vacío – pero si quiero dedicarle unas líneas a la violación de la liturgia que quiere -parece- perpetrar el actual gobierno de Pedro Sánchez. Sin cuestionar ni un ápice su legalidad, sí cuestiono su intención: la democracia exige gobernar con unos presupuestos aprobados por el Congreso. Nos quedan pocas reglas asumidas como inviolables, y no quiero perder esta también, la verdad. Es verdad universalmente asumida que se gobierna a través de los Presupuestos Generales del Estado, la verdad que reduce y resume la intención del gobierno para hacer una cosa u otra con el país: educación, sanidad, justicia etc quedan definidas por el dinero, sin que otras verbalizaciones puedan cambiar el signo de la verdad: la parte del tesoro que se les asigna para definir una dirección u otra. ¿También nos van a quitar esto? ¿Es que no hay nada sagrado, intocable, universalmente aceptado? Parece que esto, tampoco.

Partidos. Niegan su nombre y son monolíticos, inasequibles, inaccesibles e inmutables, siempre en busca de su mejor posición. Nada hay por encima de sus ingresos y de su lucha por el poder a cualquier costa. Aunque eso implique abandonar su propia ideología y no evolucionar conforme marca el signo de los tiempos. Anticuados y obsoletos permanecen mudos y ágrafos ante el futuro sin ofrecer nada que no sea un onanismo enfermo y autista que a nadie seduce ni nada crea, excepto los animalejos que medran en sus propias carroñas ideológicas. No crean, no proponen, no seducen, no enamoran, no ofrecen futuro esperanzador ni lucha alguna que no sea su propio destino en el poder, aunque la sociedad que gobiernen languidezca en busca de una salida y un mañana que ellos no tienen ni ofrecen. Hace años que quedaron atrás, décadas de mutismo y falta de creación que han acabado por dejar huérfanos de esperanza a los votantes y ahítos de nuevos espacios a los oportunistas que, sin ofrecer nada que no sea engaño, llenan las hambres viejas con mentiras nuevas.
Ciudadanos: hartos, engañados, decepcionados y llenos de razón en su insatisfacción, buscan donde sea un agarre a su esperanza. Si ese agarre está al rojo vivo o si lo que les ofrece como banderín de enganche es mentira, será una más que viene a aumentar el acúmulo de décadas de decepción. ¿Alguien les puede culpar? No lo creo, sinceramente: simplemente, buscan y se engañan creyendo que encuentran, pero se engañan ellos mismos y los mentirosos medran ante su necesidad.
Las elecciones de Andalucía han bautizado a un monstruo que viene a unirse a los muchos que ya pueblan Europa mientras la gran institución que debería haber cogido el relevo de la esperanza, La UE, enferma de inactivo gigantismo incapaz de agacharse para llegar al suelo donde sembrar una nueva ilusión colectiva que arrase la pequeñez de los localismos fascistas y enfermos de enanismo vital. Enorme y lenta, se deja morder los ijares por los perros del nacionalismo y los populismos neofascistas que amenazan, seriamente, con acabar con ella.
Vox es monstruoso, como muchos otros, pero no es más que un producto, un fruto y una consecuencia que se alimenta de la indolencia dolosa de los que deberían cuidar de la viña y, en lugar de eso, la han convertido en un pútrido albañal donde medran las sabandijas carroñeras como Vox. No podemos culparles ni a ellos, por ser más listos, ni a sus votantes por perder la esperanza: culpemos al un sistema que se ha entregado a su dolosa indolencia. Allí están los culpables, no busquemos fuera y pidamos, exijamos mejor, responsabilidades y acabamos con esas perversiones del sistema que hacen grandes a los que las usan en su favor: populistas y fascistas de nuevo cuño que viven de ellas y que, sin su existencia, no serían nada.



lunes, 3 de diciembre de 2018

Una patada a la puerta



Obviamente, las elecciones de ayer deben ser analizadas convenientemente por aquellos politólogos avezados que con tanta dignidad y buen hacer suelen marrar sus predicciones y acertar con los análisis realizados cuando las cosas ya han sucedido, pero a mi me gustaría comentar lo que podríamos denominar el gran titular que nos aporta el papel de VOX.
Las novedades pueden elegir la forma de entrar en nuestras vidas y VOX lo ha hecho pegando una patada a la puerta que ha roto goznes y marcos. Este “neo fascismo” europeo, populismo que picotea medidas de un lado y de otro, que no desaprovecha ninguna fuente de votos se ha consolidado en España en torno a varios titulares: inmigración, unidad nacional, corrupción y machismo, que ya está bien de que ellas vayan sueltas.
No es que Vox sea franquista, es que las ideologías se la soplan y es mejor decir lo que cada cual quiere oír para sumar desencantados a los cauces de esta derecha descreída y práctica. Me he tomado la molestia de consultar la realidad económica en dos municipios: Níjar, paraíso de los invernaderos donde los inmigrantes son bienvenidos al interior de esos hornos de plástico y molestan mucho cuando salen de sus claustros. La inmigración molesta, no hay duda, así que Vox se ha colocado con el 25,33% de voto. Curioso el otro caso del municipio de Benahavis, el municipio con el valor medio de inmuebles más alto de España (tp://www.finanzas.com/noticias/economia/20170828/economia-benahavis-malaga-moraleja-3678190.html) Mármol como industria, mucho dinero y 4549inmigrantes sobre un total de 7348 habitantes.
Si a esa presión añadimos el españolismo impulsado por los ataques de ciertos políticos independentistas catalanes, vamos sumando. Un amigo mío se pregunta si en Andalucía puede haber 400.000 fascistas de pura cepa. Puede que no, pero si puede haber un núcleo de habitantes muy dados a análisis simples, desmemoriados y que no saben lo que de verdad fue el franquismo, cortos de miras que sienten miedo ante el cambio social que implica la verdadera libertad de la mujer.
Vox es fruto de la época, de la falta de análisis, de la inercia y de la falta de esperanza y futuro de los partidos consolidados que ni saben, ni quieren mirar a exterior para entender que cuerno está pasando en esta sociedad huérfana de política y muy harta de la vida pública de este  de este país. Especialmente, y sobre todo, Vox se alimenta de las ineficiencias del sistema que nadie ha querido corregir. Ese es el punto más complicado de cambiar y que deja, siempre, abierta la puerta abierta al populismo.
 ¿Se ha hecho la política de inmigración que se necesitaba? ¿Los hemos acogido dejando claro lo que es fundamental -el cumplimiento de la ley, con todo lo que eso conlleva- y lo que es anecdótico? ¿Se ha equilibrado bien el estado de las autonomías? ¿La democracia ha sabido protegerse frente a los abusos de los corruptos? ¿Han sido ejemplares las instituciones y las personas que las representan? Demasiadas asignaturas suspensas como para que los populistas no puedan aprovechar el filón y llenar el espacio generado por la desilusión con demagogia barata. ¿No es lo mismo que pasó en Alemania y en Italia? ¿Es que toda la historia se ha olvidado y estamos condenados a repetirla?
Mucho me temo que sí y que el siglo XXI quiere parecerse, cada vez más, a su hermano mayor, el XX, ese que tan malos principios tuvo.

domingo, 2 de diciembre de 2018

E pur si muove o Eppur si muove



Parece ser que la famosa frase no acaba de generar acuerdo en cuanto a su correcta escritura, así que pongo las dos, por si acaso, aunque no se mueva la cosa.
Ayer , de la forma más inesperada posible, la realidad del cambio social que hemos vivido desde el famoso 30 de Abril de 1993 (los curiosos pueden escribir la fecha en Google, a ver que les sale) me saltó a la cara y lo hizo de la mano de una petición cuyo objetivo era, y es, perpetuar la sana costumbre de desearse lo mejor aprovechando el solsticio de invierno: al pedir "la dirección" a un grupo de amigos, directamente me mandaron su correo electrónico, no la dirección postal a la que enviar una tradicional carta.
Creo, sinceramente, que es una de las situaciones que mejor pueden resumir lo que han cambiado nuestras vidas, la sociedad y el mundo. El lenguaje se mueve, la realidad se mueve y los significados se van adaptando a lo que nosotros queremos que signifiquen, así de sencillo.
Yo ya tengo las direcciones de mis amigos, pero su realidad - la realidad toda -dejará de ser material para desvanecerse, cada vez más, en la confusa nebulosa de la red; allí donde nada es del todo verdad ni del todo mentira, el espacio donde se es, sencillamente, digital, que es lo mismo que ser nada pero vestido de modernidad.
Curioso mundo este