El espeluznante silencio de miles de personas que consagró al PC
Se cumplen 40 años de nuestra querida, discutida hoy y un
poco abandonada Constitución y esos 40 años han permitido muchas cosas,
especialmente -y me parece grave – mucho olvido. Hoy es fácil caer en la
tentación de pensar que el ayer se corresponde con el hoy y que lo que hoy
vivimos con normalidad lo fue entonces como lo es ahora, pero esa concepción
resulta totalmente falsa y equivocada.
El nacimiento de la Constitución fue el fruto de muchos
esfuerzos, de mucha generosidad y, vamos a decirlo claro, mucho miedo: aquella
España estaba sometida a dos fuerzas antagónicas que se encontraban en su común
objetivo de impedir el cambio y la consagración democrática de una sociedad
dispuesta a muchas cosas por crecer hacia la normalidad y hacia la modernidad
de una Europa soñada y distante.
Avanzamos entre las bombas y tiros en la nuca de unos y las bravuconadas
de los cuartos de banderas de otros, los cánticos de los cachorros de Blas Piñar
y los matones de Sánchez Covisa; avanzamos a pesar del horror de la calle
Atocha y la espléndida demostración del poder del Partido Comunista gritado en
el silencio de una manifestación histórica que conmocionó al poder y le abrió
las puertas de la legalidad.
Pero, sobre todo, hubo tantas transiciones como sujetos,
como ciudadanos que, desde su propio y pequeño mundo, veían la llegada de un
cambio cuyo futuro nadie podía asegurar. Hoy son muchos los que dicen que
aquello pasó sin mérito alguno, que el juicio de la historia ha renegado de sus
valores y virtudes y que es hoy, sólo hoy, cuando un nuevo proceso debe abrirse
en libertad y sin ataduras. No comparto, ni de lejos, ese juicio y me gustaría poder
reunir y acumular en un pequeño libro, cuaderno o documento lo que fueron las
muchas diferentes transiciones de mis amigos y conocidos, alguno de los cuales
tuvo la oportunidad de vivir, desde dentro, los mecanismos y entresijos de aquel
periodo de nuestra historia.
Puedo asegurar que los diferentes testimonios acabarían por crear
y edificar un puzle desconocido para muchos de los que hoy tienen menos de 50
años muy interesante para aquellos, ya mayores, que no tuvieron la oportunidad
de ver la realidad desde el mismo prisma que ahora alguien, desconocido y
ajeno, le puede describir.
¿Alguien se anima? Sería bonito poder escribir el primer
libro de historia contado por aquellos a los que la historia nunca tiene en
cuenta.
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