Este dibujo supuso el despido de su autor.
La censura reina de nuevo...
o nunca se fue
La libertad es una flor delicada que hay que cultivar como
si de la más exquisita orquídea se tratara. La libertad es tímida, se asusta y
sin protección, se desvanece en la nada dejándonos huérfanos de lo más humano
que la especie puede aportar a la evolución espiritual. Pero vivimos malos
tiempos para ella. Es acosada, perseguida y la censura triunfa ganando
territorios que, hasta hace poco, eran los mejores para que la libertad
prosperara y medrara iluminando con su luz a toda la sociedad.
La prensa, protegida por todas las constituciones y por
todas las leyes, se ha vuelto pacata, temerosa y colaboracionista: acepta la
autocensura y recorta, día a día la libertad de sus periodistas y parece
decidida a terminar de matar a esa aportación libérrima, incontrolable y eficaz
de su contenido: las viñetas.
Los viñetistas son magos que pueden construir discursos
enteros con un solo trazo; son capaces de meter la actualidad en un bocadillo
de tres palabras o de ridiculizar al poderoso con una media sonrisa que nos
llega al centro sin elaboración intelectual alguna. Y ese es el peligro: lo
racional se puede contrarrestar y argumentar, pero el humor nos deja su mensaje
sin elaboración alguna, es un puñetazo que nos da de lleno en el cerebro, no
hay posible protección ante su mensaje y eso es nefasto para el poder.
Usando el dinero, la influencia y la coerción, el poder, el
poder universal, ejerce presión y la prensa se domestica, se ablanda, se hace
cómoda y prescinde los elementos conflictivos aceptando el dominio de la peor
de las censuras: la autocensura. Vivimos malos tiempos parala libertad y la
prueba nos la han dado, en las últimas semanas, dos grandes editores que han
decidido poner fin a la publicación de las viñetas uno y de un viñetista en
concreto, otro.
El miedo guarda la viña y ante una crítica a Trump, un gran
grupo canadiense decide matar al inconsciente que pone en riesgo….¿qué pone en
riesgo un viñetista? Absolutamente nada: reivindica la libertad y eso da miedo:
el poder se manifiesta, oscuro, en forma de miedo ante “lo que pueda pasar”
pero lo que pasa es que todos, ellos y nosotros, perdemos o que hace posible la
información veraz: la prensa libre, esa que ya no existe y que la censura, el
miedo y la autocensura han asesinado paso a paso, viñeta a viñeta, nombramiento
a nombramiento en sus consejos de administración.
Estamos condenados al miedo y a la censura, aquella que
creímos que o volvería nuestras vidas y que ha vuelto más fuerte que nunca pues
no tenemos refugio, no tenemos prensa libre que nos ayude y que le demuestre la
poder que somos libres, independientes y que algún día, seguro, sus actos se
verán ridiculizados y ellos, los poderosos, verán su imagen reflejada en la
verdad de las viñetas dibujadas por, desde y para la libertad.
Mientras tanto, la censura crece, el miedo reina y la
libertad huye de las páginas que un día la hicieron grande. Una pena
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