domingo, 7 de abril de 2019

Ese hombre….




Vivimos tiempos curiosos que nos enfrentan al estupor de enfrentarnos a un pasado revivido que aguarda para abrirse paso, de nuevo, en el futuro; el mismo futuro que soñamos ausente de ellos y huérfano de la vergüenza, de la afrenta, que implica su presencia. Ante el escándalo de algunos, prefiero que vuelvan los fantasmas a la vida: quiero el conjuro de su acabada y trasnochada vida, quiero que la realidad los difumine y niegue con la manifestación de su desprecio, que les ahogue el hálito vital y les niegue el soporte de los votos.
Es el pasado, la historia más rastrera de la España que pensamos ida y que retorna cabalgando un jamelgo en su última andadura:

Este hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino de nunca; de la cepa hispana
no es el fruto maduro ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido,
esa que hoy tiene la cabeza cana.

Es Machado el que nos dice cómo es este hombre, podrido en vida con el alma enajenada de un pasado que nunca fue como él lo sueña en su delirio. Su pasado, el mismo que ese hombre quiere traernos al futuro con un imposible conjuro, jamás formó parte de la esencia social que ahora ellos venden.
Pensamos que no volvería a habitar entre nosotros, que nunca formaría parte otra vez de nuestras vidas y ahora debemos escupirle a la cara el desprecio de los votos, simplemente. Quiero y me apetece que la verdad de su miseria moral e intelectual les coloque ante la realidad de su insignificancia social.
Se acerca, entre gritos, titulares y mentiras, el momento de elegir y, aunque la desgana y el hastío nos tientan para alejarnos de la acción, no es momento para la inacción. Recordemos los versos de G.Celaya:

No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
No nos quedemos quietos y carguemos nuestros actos con todo el futuro y con toda la esperanza que quepan en las urnas

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

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