El fracasado silente

Aviso, nobleza obliga, que hablar sobre el mentado es algo que me revoluciona las meninges y que la neurona, esa que todavía me funciona en niveles de cierta normalidad, se altera considerablemente hasta alcanzar un imposible régimen de revoluciones. Aznar me parece el compendio de todo lo peor que puede acumularse en el espíritu humano, desde la soberbia hasta el matonismo macarra del parroquiano chusco y pendenciero, pasando por lo que cada cual imagine como foco de su repulsa.

Aznar, que ha tenido gloriosas intervenciones en la campaña -desde fijar tiempos de agonía para enemigos en debate hasta retos de profundas miradas a los ojos para negar la naturaleza miedosa de sus convicciones políticas – ha naufragado y ha dejado a su heredero espiritual herido y maltrecho en el muladar de propia fama. Aznar ha querido, como el Cid, ganar batalla después de muerto, pero el hedor de la podredumbre de su cadáver ha sido excesivo hasta para los suyos, pretorianos desacompasados en busca de ideas que ya no enamoran a nadie.

El paso de Aznar por la política española ha supuesto la degradación absoluta de la cosa pública hasta llegar al esperpento de colocar a su mujercita a la cabeza del sin sentido en el que acabó convertido el Ayuntamiento de Madrid. No hay por dónde cogerlo, lo siento y quedaba el estrambote de estas elecciones con sus fieles luciendo la momia incorrupta de aquél que cambió una foto -las azores y su posterior ignominia bélica- por acceder a los círculos celestiales de los USA y sus enormes influencias para buscarse la vida en las universidades.

Aznar ha lucido sus peores galas y el tufo a podrido tanto de sus ideas como de su moral y su idea de España, resumida en la astracanada de cánticos legionarios y negación de los deberes constitucionales de una norma que ni fue suya nunca, ni le permitió sustituir al rey como le hubiera gustado.

Hitler se quejaba del pueblo alemán y estoy convencido de que Aznar se queja de la mierda de presidente del PP que le ha tocado aconsejar, que con estos mimbres no se puede forjar el destino patrio ni aspirar a nada que valga la pena, que es que dan pena….

Si algo positivo podemos extraer de estas elecciones, es posible que ese único elemento sea el definitivo entierro de Aznar y la confrontación de su idealizado legado con lo que las condenas de sus ministros y de los capitostes de su partido ponen de manifiesto y le catalogan como jefe de una tropa de delimcuentes. Por eso calla y se oculta en la culpabilidad silente del cobarde.

Que se vaya ya con viento fresco, hombre!!