sábado, 30 de septiembre de 2017

La fortaleza del mito






Mito según la RAE
1. m. Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico.
2. m. Historia ficticia o personaje literario o artístico que encarna algún aspectouniversal de la condición humanaEl mito de don Juan.
3. m. Persona o cosa rodeada de extraordinaria admiración y estima.
4. m. Persona o cosa a la que se atribuyen cualidades o excelencias que no tiene.

Tomemos la definición que tomemos, el mito se separa de la realidad para construir una entelequia inaccesible a la razón. Esa, precisamente, es su mayor fortaleza y así nos lo demuestra la poderosa historia de las religiones. No hay, en ninguna de ellas, sombra de verdad o rigor, pero sus seguidores, los adeptos al mito, viven sus vidas traqnuilos sabiendo que, por mucho que la realidad y los datos organicen sus ataques contra los maravillosos fundamentos de su credo, su verdad permanecerá incólume.

Los mitos pueden abarcar muchos territorios y pertencer a muchas clases, pero todos comparten una naturaleza común: su fortaleza ante las embestidas de la razón. Por mucho que argumentemos, por mucho que los datos se acumulen y contradigan el mito, el creyente acudirá a las sacrosantas fuentes de su fe y encontrará la paz de la verdad en un fárrago de principios que se colocan fuera de lo empíricamente demostrable.

El actual mito de una Cataluña independiente, adscrita a la  UE, rica, próspera, sin ejército, sin terrorismo, sin injusticias sociales, sin crisis económica ni deuda financiera resiste cualquier demostración de su imposible existencia. ¿De qué sirve poner encima de la mesa innumerables escritos oficiales de UE avisando, de forma clara y taxativa, que la posible independencia de Cataluña conlleva la inmediata suspensión de los tratados que hacen posible la participación del escindido en los bailes de tan distinguido club? De nada, absolutamente de nada. El mito se vuelve contra la realidad y argumenta, sobre la nada, la mentira de la realidad y los hechos.

Cataluña lleva décadas formando a sus ciudadanos en la permanencia y en la tautológica realidad del mito y lo ha hecho bien, muy bien: son ya generaciones enteras las que asumen la realidad de la corona Catalano-Aragonesa, parte fundamental del mito iniciático del independentismo. No sirve buscar legajos, documentos históricos y exponerlos de forma aséptica a la consideración de los creyentes, es inútil. No hay historia real que resista la integración en los libros del mito y conserve su verdad: todo es y será moldeado, ajustado y retorcido hasta alcanzar la naturaleza que haga posible su integración en el corpus doctrinal, no hay barreras.

Mañana, movidos por la llamada del mito, muchos catalanes acudirán a los templos desde los que quieren construir su moderna Israel bajo al promesa de una tierra bendecida por las mieles de lo exquisito y ajena a las humanas penurias.

Nada puede la verdad y la realidad contra el llamada superior de los sacedortes y oráculos del mito, absolutamente nada. Es cosa de la humana condición y hay que asumirlo: la realidad, los hechos y los datos no cambiarán su opinión, como la realidad científica no penetra en las armaduras de los creacionistas actuales o en las rígidas estructuras de la iglesia medieval.

Mañana se celebrará el gran rito iniciático; la consumación de los tránsitos y el inicio del éxodo hacia la tierra prometida donde manan la leche y la miel y la fecha entrará a formar parte de esa historia inventada como la fecha en la que todo volvió a empezar y el pueblo elegido se puso en marcha hacia la nada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario