sábado, 2 de febrero de 2019

¿Es posible que el modelo sea otro?


Taxis de Madrid haciendo amigos
Madrid vive, con una enorme satisfacción apenas interrumpida por breves momentos de caos, producto del incivismo manifestante de los taxistas, una huelga que empieza a mostrar las grietas conceptuales de unos modelos de ciudad normalmente admitidos y establecidos; modelos que hemos interiorizado y grabado a fuego en nuestro diario comportamiento. Y por esas grietas, por esos pequeños espacios de duda y tranquilidad en la conducción; por esos escurridizos espacios, penetra la duda y comenzamos a analizar la situación bajo la consolidación de la realidad, ahora excepcional pero que se nos presenta con deseos de perpetuidad.
Una ciudad sin atascos, amable, una ciudad en la que no sea obligatoria la contemplación de miles de coches atascados o dando vueltas sin sentido o con el único sentido de aparcar o cargar viajeros. ¿Qué pasaría si la ciudad se llenara de vehículos compartidos, de toda clase de vehículos con ámbitos de implantación cada vez más extendidos, coordinados y no contaminantes que sólo se movieran cuando fueran necesarios? ¿Qué pasaría si los automóviles privados pudieran actuar como parte de la red de transportes de un municipio o de una comunidad y cargar viajeros con su correspondiente remuneración? ¿Qué pasaría si…?
A lo largo de la historia las grandes crisis han aportado novedades y soluciones alternativas que lo cotidiano oscurece, tapa y tiende a colocar en el terreno de lo imposible. Imposible…hasta que todo cambia y la nueva situación convierte en perfecto a lo que, hasta entonces, era estrambótico. La marea está cambiando y el coche, en general, pierde espacio en las ciudades en favor de bicicletas, coches y “scooters” eléctricos compartidos que ni contaminan ni circulan cuando no tienen un destino concreto.
No se si el cambio que necesitamos es ese u otro cualquiera, no sé si los taxistas son una especie a extinguir o con futuro, pero sí se que necesitamos una reorientación completa de nuestro concepto de ciudad; un espacio ciudadano que tiene que orientarse a la convivencia, a un medio ambiente más limpio, con áreas peatonales cada vez más extensas que permitan el traslado a pie, en bicicleta ….
Mientras llegan todas esas soluciones y nuevos modelos, los taxistas de Madrid fracasan en sus aspiraciones y hacen crecer la desafección de los madrileños hacia su gremio. No es lugar para reproducir las invectivas, los tacos, insultos y comentarios que llenan las oficinas, los bares y las casas, pero si se que los taxistas deberían haber pensado mejor la forma de conseguir sus objetivos. Además de fracasar, le han abierto la puerta al espantoso monstruo del futuro que les amenaza de muerte. Por no pensar…

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