viernes, 23 de junio de 2017

LAS FOTOS MOVIDAS

Pedro Sánchez no acaba de enfocar la foto

En una sentencia que ha quedado para la historia, Alfonso Guerra nos advertía, hace ya demasiados años, de que "el que se mueve, no sale en la foto". La frase, lapidaria, ponía de manifiesto la jerarquía y el absoluto control que ejercían los cargos del partido sobre cualquier pronunciamiento particular no consentido o promovido por los jefazos. Es cierto que las circunstancias eran complicadas, pero no es menos cierto que las actuales complicaciones de la vida española tampoco facilitan que cada cual haga de su capa un sayo y se tire al monte de afirmaciones sorprendentes que nos dejan a todos bastante descolorados.
Una presidenta -figura siempre decorativa, hasta ahora- nos asegura el cambio de postura del partido con respecto al CETA, tratado en el que se han invertido muchas horas y años de esfuerzo por parte de la Unión Europea. Personalmente, abomino de cualquier tratado llevado tan en secreto como este bajo el criterio de que "la democracia son formas" y, en este caso, las formas me hacen rechazar cualquier resultado de tan arduo trabajo, pero eso, afortunadamente para todos, no tiene trascendencia alguna y yo no tengo responsabilidad sobre el tema. ¿Lo sabía el secretario general?
Ayer, una vez más, me vi sorprendido por otra sanción pronunciada por una tal Núria Parlón que puntualizaba el lógico apoyo del jefazo a las posibles medidas del gobierno con respecto a Cataluña: "si el Gobierno de Mariano Rajoy interviene la autonomía catalana, en aplicación del artículo 155 de la Constitución, por la convocatoria del referéndum de independencia, los socialistas apelarán “a la comunidad internacional”. Toma ya, en pleno destrozo de la sensatez y la lógica que nos asegura que los españoles somos iguales, mientras la educación de cada autonomía inventa la historia según le apetece al cretino de turno en busca de gloriosos pasados inexistentes, cuando tener un cáncer en uno u otro sitio puede significar la vida o la muerte del pobre enfermo, mientras vivir en una u otra comunidad supone pagar más o menos impuestos, esta señora, responsable de la Cohesión Social en el partido, se desmarca del grupo y se pone en marcha hacia los cerros de Úbeda camino de la gloria ante el respetuoso silencio del amado líder.
He defendido la injusticia en el trato dado a Pedro Sánchez; me he quedado sorprendido por la visceralidad del odio demostrado en la prensa oficial con El País a la cabeza, pero me parece que este preclaro líder empieza a disolverse en las ácidas aguas que regaron el crecimiento de Podemos tratando de pescar a sus escurridizos votantes.
No me gusta esta foto movida en la que los personajes se deslizan sin tener posiciones claras; no me gusta que el PSOE siga sin definir en qué consiste esa famosa España Federal; no me gusta que se desmarque de las posiciones europeas en plena guerra del Breixit y del desafío de Trump; no me da ninguna confianza que no se plante ante el carajal de Cataluña y ponga pies en pared diciendo, claramente, que "no es esto, no es esto" frase del magistral Ortega ante otro cristo de la época.
Alguien tiene que decir que la hemos liado, que hemos hecho lo peor que se podía hacer: darle la razón a Vizcaíno Casas y sus "Autonosuyas" creando un monstruo de infinitas cabezas y estómagos insaciables; alguien, de una puñetera vez, debería acordarse de la Igualdad, la Fraternidad, la Internacionalidad de la izquierda y la olvidada Legalidad que el Gobern aparca y desprecia en favor de sus sueños de independencia, esos que les aseguren la impunidad judicial por los desmanes de corrupción que acumulan en los lomos, verdadera razón de tanto fervor nacionalista.
Hace semanas decía que la izquierda no tiene quien le escriba y me la impresión de que seguimos en la misma: no hay nadie que nos ofrezca un modelo de sociedad para gobernar un mundo globalizado en el que los empleos se esclavizan bajo el yugo de la "nueva economía", falacia que oculta el antiguo y conocido esclavismo. Nada de nada, declaraciones cambiantes, posturas deslizantes y una obsesión por encima de todo: mandar, mandar un montón a costa de cualquier cosa salvo ponerse a pensar y ser coherente.
La izquierda, me temo, gobernará este país "ad calendas grecas" ni más ni menso.


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