martes, 6 de agosto de 2019

LA GILIPOLLEZ SE CONTAGIA


  



Parece ser que la epidemiología tiene por delante años de estudios vectoriales para analizar, profundamente, el contagio de la gilipollez como enfermedad de ámbito universal y rápida propagación. Desde el invento mortal de la WWW, se ha podido observar la propagación de estupideces favorecidas por el ecosistema de la banda ancha y su extensión mundial. De otra forma, es inexplicable que podamos encontrar colectivos enteros entregados a la consagración de la gilipollez como elemento central de sus estrategias vitales. Los ejemplos son múltiples, desde los “tierraplanistas” a los antivacunas, pero el virus de la degeneración mental ha llegado a la esperanzadora casa de la ecología, más necesaria que nunca, más amenazada cada día y hoy, terreno propicio para la aparición de formas aberrantes que acaban confundiendo la velocidad con el tocino y a la ecología militante con el regreso - imposible – al jardín de Adán y Eva antes de la cagada herpetológica.
Confieso que escribo esto llevado por los demonios y en actitud profundamente indignada, lo cual espero no reste precisión a los argumentos y a la exposición de los hechos:
1º.- Fundamentalistas Hawaianos de no sé qué religión animista deciden boicotear la construcción del Telescopio de Treinta Metros (TMT) (Tampoco se han partido la crisma buscando nombre) y España se ofrece a recoger el regalo (un verdadero regalo) para instalarlo en el Roque de Los Muchachos, un punto clave de la observación astronómica mundial.
2º.- La cosa se aprovecha por la asociación Ben Marec – Ecologistas en acción para meter palos en la rueda de los permisos y hay que rehacer algunos detalles del proyecto inicial que, parece ser, han quedado resueltos.
3º.- Este mes de Julio, Hawai tira la toalla y el consorcio bendice la opción canaria y anuncia que el bicharraco, enorme, se viene “pal pueblo” consagrando la preeminencia de Canarias como mejor observatorio del hemisferio norte. Bien. ¿Bien?
4º.- Dada la capacidad de contagio de la estupidez humana, el colectivo ecologista canario dichoso anuncia que le va a poner la proa al proyecto y a demandar judicialmente cualquier acción encaminada a la construcción del observatorio más importante del hemisferio norte.
¿Qué significa esa construcción? Un verdadero maná caído del cielo tanto en el aspecto científico y cultural, como en el económico. Canarias lleva 30 años de vigencia de una ley modélica que protege al archipiélago de la contaminación lumínica, enemigo silencioso que destruye muchas cosas y gracia s a esa ley, se ha producido una explosión de instalaciones avanzadas que dan trabajo a mucha gente, generan riqueza y además, podrían permitir, con un poco de trabajo, otras derivaciones muy interesantes para el turismo, la educación, la investigación, la formación profesional avanzada, la investigación de nuevos modelos de integración humana en espacios naturales y…miles de cosas, pero eso significa currar y es mejor retrotraerse a las cavernas y dinamitarlo todo.
Como todos sabemos, Canarias no necesita nada y su nivel de vida y pleno empleo son envidiados por todo el orbe, de manera que los 1.200 millones de eurazos que se moverían sólo en la construcción del telescopio, es algo despreciable para todos los canarios; privilegiada población que no conoce el paro, el empleo precario y cuyos jóvenes universitarios pueden afrontar el futuro con optimismo. Canarias rechaza esa lluvia de dinero porque sabe que no le hace falta ni oro, ni trabajo cualificado de los próximos 50 años ni cultura universal que llegue hasta los colegios y jóvenes investigadores canarios: con dos cojones, si señor. Como se ve en la foto, los espesos bosques y la diversidad biológica del pedregal del Roque de los Muchachos constituyen un espacio natural que deja en nada a la selva amazónica o a los bosques húmedos de África o el sudeste asiático. Las fotos dejan esa evidencia bien clara.



Hace tiempo que ese tipo de ecologismo de salón, puramente beatífico, fundamentalmente urbanita y muy alejado del verdadero campo español, me tiene muy cabreado: oscilan entre el inmovilismo cavernario y el buenismo del mantra “hermano oso, hermano lobo” mientras que apicultores y ganaderos ven amenazada su subsistencia sin que les lleguen ayudas bien coordinadas o les beneficien modelos de sostenibilidad bien establecidos.
Me indigna que el ser humano no entre en ninguna de las ecuaciones que manejan estos colgados y me indigna, todavía más, la falta de ganas de trabajar en serio que demuestran. Con respecto a este proyecto, se podría pensar que España puede mostrar al mundo un modelo sostenible de investigación acordado con esta asociación (por cierto, lo del nombre dedicado al dios sol de los guanches para joder en el vecindario  del observatorio solar, todo un símbolo) que suponga algo revolucionario en cuanto a energía, residuos, respeto al  medio  ambiente, huella de CO2, lucha contra la contaminación lumínica…en definitiva, trabajo y propuestas negociadas, argumentadas y ejemplares, que ya que vamos a ser la vanguardia del mundo en un sector, lo que hagamos en conjunto lucirá más.
Pues no, señor: de eso nada. A destruir, a joder, a entorpecer y a volverle la espalda a la sensatez. La verdad, estoy hasta los pelos de esta panda de cretinos que nada construyen y que sólo saben entorpecer, boicotear, dilatar y tocarse las narices esperando las subvenciones. Vayan ustedes a cagar a la vía.
Por favor y dicho con todo respeto.

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