lunes, 11 de marzo de 2019

Una visita al purgatorio



Ignoro si las sesudas meditaciones del emérito papa “Panzinger” dejaron al catecismo huérfano de purgatorio como espacio físico y real, ese donde las almas pierden tiempo condenadas a no disfrutar de la visión beatífica de Dios, pero lo que si he podido comprobar es que el purgatorio, en su versión más mundana, cercana y terrenal, existe y se puede visitar en una localidad tan próxima a Madrid como Aluche.
Estuve por allí creo que, por primera vez en mi vida, el pasado martes día 5 gestionando una tarjeta de NIE para un holandés compañero de trabajo. Cita previa a través de internet y todo perfecto en cuanto al trámite en sí: nada que reprochar y la amabilidad de la funcionaria, ejemplar. También hay que tener en cuenta las barreras: cuenta de internet, nacionalidad holandesa… todo muy del primer nivel y políticamente correcto, muy alejado del resto de las ilusiones suspendidas en largas colas; de los miedos que hacían sudar las manos sujetando papeles humedecidos…papeles, la sacrosanta palabra mágica.
La comisaría de Aluche - integrada con el CIE y toda su tragedia - es el purgatorio donde se espera la gloria plasmada en los “papeles”: la gloria o la condenación encerradas en una palabra que se ha convertido y consolidado como la clave de lo que se puede ser, se es o nunca se será. Y las caras lo dicen todo: desde la seguridad de los orientales -supongo que chinos en su mayoría – transcurriendo tranquilos y serenos, como ajenos al barullo, mostrando la seguridad de que ellos verán a dios hasta la angustia reflejada en los oscuros ojos de los africanos, una angustia que anticipa la condena a las tinieblas de afuera donde los papeles no existen.
El CIE/Comisaría de Aluche es un universo paralelo regido por funcionarios a los que se les ve en la cara que tratan de aislarse para no quedar contagiados de la angustia, de la pena, de la frustración o elevados por la alegría que se levanta sobre tanta frustración. He visto trabajos duros, pero lo que estas personas deben afrontar cada día al llegar sus ajadas dependencias dentro de un edificio que, además de feo, aparece absurdo y separado por completo de su función, me parece de una dureza imposible. Yo no podría vivir en la orilla de ese caudal inmenso de angustia, de miedo, de injusticia y segregación, la verdad.
Aluche ha confirmado que la teoría de los multiversos, de los universos paralelos que nacen y se multiplican como resultado de la plasmación de diferentes posibilidades de la realidad, es cierta y esa comisaría nos lo demuestra. Daros una vueltecita y veréis cómo vuestras almas se encojen según te acercas a la puerta; sentiréis que nunca más veréis la realidad como antes la habíais visto y que la injusticia más clamorosa, que la discriminación más tajante y más certera no solo es posible, sino que existe un lugar donde alcanza su mayor poder.
Hay, a pocos kilómetros de la Plaza de España, un lugar que da miedo, que inunda el alma de tristeza y desde el que, aunque parezca mentira, algunos pueden alcanzarla gloria. Paradojas de nuestro loco mundo.

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