Ignoro si las sesudas meditaciones
del emérito papa “Panzinger” dejaron al catecismo huérfano de purgatorio como
espacio físico y real, ese donde las almas pierden tiempo condenadas a no
disfrutar de la visión beatífica de Dios, pero lo que si he podido comprobar es
que el purgatorio, en su versión más mundana, cercana y terrenal, existe y se
puede visitar en una localidad tan próxima a Madrid como Aluche.
Estuve por allí creo que, por
primera vez en mi vida, el pasado martes día 5 gestionando una tarjeta de NIE
para un holandés compañero de trabajo. Cita previa a través de internet y todo perfecto
en cuanto al trámite en sí: nada que reprochar y la amabilidad de la funcionaria,
ejemplar. También hay que tener en cuenta las barreras: cuenta de internet, nacionalidad
holandesa… todo muy del primer nivel y políticamente correcto, muy alejado del
resto de las ilusiones suspendidas en largas colas; de los miedos que hacían
sudar las manos sujetando papeles humedecidos…papeles, la sacrosanta palabra
mágica.
La comisaría de Aluche - integrada
con el CIE y toda su tragedia - es el purgatorio donde se espera la gloria plasmada
en los “papeles”: la gloria o la condenación encerradas en una palabra que se
ha convertido y consolidado como la clave de lo que se puede ser, se es o nunca
se será. Y las caras lo dicen todo: desde la seguridad de los orientales
-supongo que chinos en su mayoría – transcurriendo tranquilos y serenos, como
ajenos al barullo, mostrando la seguridad de que ellos verán a dios hasta la
angustia reflejada en los oscuros ojos de los africanos, una angustia que
anticipa la condena a las tinieblas de afuera donde los papeles no existen.
El CIE/Comisaría de Aluche es un universo
paralelo regido por funcionarios a los que se les ve en la cara que tratan de
aislarse para no quedar contagiados de la angustia, de la pena, de la
frustración o elevados por la alegría que se levanta sobre tanta frustración.
He visto trabajos duros, pero lo que estas personas deben afrontar cada día al llegar
sus ajadas dependencias dentro de un edificio que, además de feo, aparece
absurdo y separado por completo de su función, me parece de una dureza
imposible. Yo no podría vivir en la orilla de ese caudal inmenso de angustia, de
miedo, de injusticia y segregación, la verdad.
Aluche ha confirmado que la
teoría de los multiversos, de los universos paralelos que nacen y se multiplican
como resultado de la plasmación de diferentes posibilidades de la realidad, es
cierta y esa comisaría nos lo demuestra. Daros una vueltecita y veréis cómo vuestras
almas se encojen según te acercas a la puerta; sentiréis que nunca más veréis
la realidad como antes la habíais visto y que la injusticia más clamorosa, que
la discriminación más tajante y más certera no solo es posible, sino que existe
un lugar donde alcanza su mayor poder.
Hay, a pocos kilómetros de la
Plaza de España, un lugar que da miedo, que inunda el alma de tristeza y desde
el que, aunque parezca mentira, algunos pueden alcanzarla gloria. Paradojas de
nuestro loco mundo.
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