domingo, 17 de marzo de 2019

Otro lenguaje es posible



Ángel Gabilondo hablaba ayer en un mitin del PSOE y hablaba tranquilo, comedido, didáctico, elevado sobre la tosca y grosera realidad de un panorama político dominado, hace meses, por lo desmesurado y falaz.
Gabilondo es una esperanza y espero que mi amigo ahonde en ese fértil terreno en el que se puede, y se debe, sembrar la palabra como motor del cambio social que necesita Madrid. Carmena ha estado rodeada de descerebrados dispuestos a liar la casa en cuanto la abuela se daba la vuelta y la Comunidad se ha dedicado al bandolerismo y al boicoteo sin tener piedad de nada, especialmente de los usuarios del Metro cada vez más castigados en los días de más contaminación y restricciones de tráfico.
No podemos seguir andando el camino de la mentira, el insulto y la desfachatez retrógrada de tres partidos que andan a codazos por sentarse en la misma silla y lanzar, desde ella, proclamas de otros tiempos y situaciones sociales que ya han sido superadas por la sociedad española, de forma reciente, y por la europea hace décadas.
Gabilondo, ayer, usó -me invadía la satisfacción – el diccionario de la RAE para acercarse a la realidad de sus oponentes y de la actualidad y creo -tengo la esperanza – que el ejemplo debería cundir para satisfacción de todos. No hablemos de lo que algunos entienden como significado de los términos que usan: acudamos a las fuentes para dejar desnudo al rey ante su corte. La cultura y la práctica políticas necesitan precisión, verdad y referencias comunes para que todos podamos saber lo que cada cual dice, entiende y sabe. A fin de cuentas, el idioma tiene esa ventaja y los que hablan el mismo lenguaje tienen el primer paso del entendimiento mucho más sencillo: pongamos a la palabra en el lugar que le corresponde y a la verdad por encima de todo, que no es mal sitio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario