Mi amigo Kike dice que hay que
fomentar al máximo el caos patrio hasta alcanzar el desastre total y sobre ese
erial intentar construir algo que merezca la pena, pero es que, a veces, la
cosa no está tan clara. Para muestra, un botón que selecciono de la edición de
hoy de El Español. Repasando las 5 noticias que aparecen en la captura, una, la
de los espías es propia de Mortadelo y Filemón y la TIA en lugar de la CIA,
tres nos llevan a los sótanos de la sexualidad más cutre y miserable, incluido el
machismo de una corte de justicia que se permite calificar de “fea para ser
violada” a una chica a la que no se concede el beneficio de la duda sólo porque
alguien piensa que es fea. Para montar el pollo, vamos. La última -que espero
ansioso poder leer cuando acabe esta nota – anticipa o bien el desastre de un
redactor que no se ha enterado de nada (lo habitual), o la maravilla de una
puerta abierta a las paradojas cuáticas que tanto me interesan y con las que
tanto disfruto.
En resumen: esta es la foto de un
país; el país que nos ha tocado vivir y que parece querer negar el enorme
potencial de una sociedad que, ni mucho menos, es tan miserable como sus
políticos parecen representar o sus medios de comunicación reflejan en sus
titulares. Mientras la ciudadanía se esfuerza en sus cotidianos afanes; cuando
la inmensa mayoría se deja los lomos horadamente en sus trabajos y afanes, parece
que sus representantes se dedican a denigrar a la sociedad que representan y los
medios de comunicación, garantes de muchos beneficios constitucionales, vuelven
la cara y sólo atienden, serviles, a los intereses de los dueños de las acciones
de sus empresas.
¿A qué carta nos quedamos? ¿Con
el avance científico que promete grandes beneficios o con la profunda polémica
de un pezón perdido en las ondas hertzianas de la TV? ¿Nos entregamos de hoz y
coz a la tarea de denigrar a esos jueces que siguen inmersos en un machismo
decimonónico y perdidos en sus enfermizas ensoñaciones de hembras insatisfechas
que añoran y desean la violación a cargo de un hombre como dios manda que solo
atiende a las guapas, faltaría más? ¿Nos adentramos en las complejidades de la
política internacional de la mano de agentes que parecen pertenecer al grupo operativo
de Roldán y sus juergas en calzoncillos?
Me temo que nuestro excelso prócer,
D. Antonio Cánovas del Castillo tenía razón al definir nuestra esencia como “es
español el que no puede ser otra cosa”. ¿Tenía razón? Visto lo visto en los últimos
tiempos, me temo que, si no la tenía del todo, no estaba muy lejos de tenerla.
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